jueves, 30 de enero de 2014

Cinco ingredientes que me definen

Ha pasado un muy buen rato desde la última nota. El trabajo (raro!) y unas merecidas vacaciones (algo más raro por mi trabajo!) me tuvieron completamente alejado del mundo en estas semanas/meses...por otro lado, han sido tiempos duros de cambio, los cuales no siempre implican una mejora inmediata en como se ve la vida (eso por experiencia, toma su buen tiempo de acople)...pero en fin, son los rollos existenciales que nunca faltan, pero que son necesarios.

Solo hasta hace unos diez días retomé el banjo en forma (a mitad de diciembre era muy intermitente el estudio) y si bien no deja de ser duro recuperar lo perdido, no lo percibo tan trágicamente como las veces anteriores...tal vez se deba a que siento a que ya tengo desarrollada cierta destreza en las manos y no tengo que empezar de cero en todo (jeje menos mal!)...obviamente eso no me exime de percibir que hay muchísimas cosas que se perdieron, así que toca practicar a la enésima potencia. Por otro lado, de las actividades pendientes (bien pendientes!!) queda una entrada de este blog que había empezado y que continuare tal como estaba para ese momento (Octubre 15 del 2013!!!)

Desde ya hace un tiempo quería compartir lo que para mi son los cinco aspectos que definen mi proceder como persona y banjista:

1) La gente que me rodea
2) La ciencia
3) La música
4) Mis raíces
5) Mis mayores temores

1) Definitivamente somos seres sociales por más que nos resistamos a creerlo. Mi familia, mis amigos, el montón de gente valiosa que conocí, conozco y conoceré; la cual olvido tantas veces, muchas ocasiones nos sirven de espejo para contemplar realmente que tan lejos estamos de ser lo que queremos ser como amigo, como persona, en fin, como muchas cosas. Una sonrisa, un abrazo, una palabra suelen tener un efecto enorme en lo que se hace o no con la vida, entre estas banjear (obvio!). Por eso banjeo muchas veces, por agradecer todos esos regalos sinceros que me da la gente, por sorprender a aquellos que me sorprenden cada vez que pueden.


Marta Gómez suele tener muchos temas alegres en sus álbumes pero por alguna razón me gustan más de ella sus temas tristes. Si bien la letra es para nada de familia, si suelo escucharla mucho cuando me entra la nostalgia.

2) Mi amada paleontología, llena de alegrías, sinsabores y angustias existenciales...lo curioso es que ahí sigo con esa relación de amor y odio jeje. Con momentos distintos al del banjo, esa locura por buscar, trabajar y vivir de los fósiles ha estado conmigo desde la niñez. En parte victima de la época de Jurassic Park y del programa de Discovery "Mundo Paleolitico" (dato ñoño, pésima traducción para un programa de fósiles y no arqueológico), la paleo esta de una forma u otra en las cosas que hago. Desligar trabajo y banjear algunas veces ha sido complicado ya que me gano la vida con una y la otra por ahora (y a mi pesar) sigue siendo un hobby llevado a dimensiones estratosféricas. Sin embargo, gracias a la disciplina con el tiempo (listo, aún soy terriblemente disperso...recordando que esta entrada empezó originalmente en el 2013 jeje) he podido encontrar cierto balance entre ambas...y porque no, siendo la geología una ciencia natural es increíble percibir la paleontología como una labor de observación, paciencia y disciplina, todas estas cosas que también encuentro en mi querido banjo. Porque no, entonces seguir viendo lo bello de la música en un resto conservado por millones de años, y al mismo tiempo desentrañar los misterios del pasado; sabiendo que la naturaleza ha respirado desde sus inicios melodía, armonía y ritmo en sus formas.

Aquel que busca juicioso en youtube combinaciones curiosas de ciencia-música, encuentra su premio jeje. Tres paleontológos de la Universidad de Alberta, nos muestran que con los fósiles del Cámbrico se pueden generar más que publicaciones académicas jeje.

3) La música. Este es un pilar completamente inesperado en mi vida ahora que hago memoria...recuerdo que de niño alcancé a estar en al menos dos bandas de colegio ocupando el orgulloso lugar del triangulo y los platillos. Creo que la locura de usar traje de gala en un festival de bandas de Piedecuesta (mi memoria apunta hacia unos 35 grados bajo sombra esa mañana) y el hecho de no tener las tardes libres para jugar fútbol, hicieron mella y si bien no me acuerdo, en mi casa siempre dicen que ya cuando me iban a enseñar a tocar trompeta en quinto grado, literalmente rogué y pataleé para que me dejaran salir de la banda. En mi familia (por lado y lado) no hay músicos, solo melómanos, así que es inevitable que la música en si, solo me haya acompañado como banda sonora de lo que vivía (la época dorada del merengue, los vídeos por MTV, extractos de canciones y piezas clásicas que sonaban en películas y series de televisión, etc.). Crecí entonces ignorante de que la música siempre estuvo acompañándome, y entre esa música estuvo ese sonido tan llamativo y particular del banjo. Tal vez es eso lo que me condujo finalmente a la música, que muchas veces lo particular y llamativo es lo que le da color a nuestras existencias. Mi primer banjo llego como un impulso, llegar a la escuela donde estoy también lo fue, y ahora que pienso este ha sido el impulso que más me ha cambiado como persona. La música en este corto viaje como interprete me ha enseñado cosas tan valiosas como la disciplina, la entrega, el ver y apreciar el tiempo desde otra perspectiva y todas esas cosas no tienen precio. Gracias a la música encontré virtudes que no pensé tener y otras que aspiro lograr. Por esas razones y otras que no alcanzo a recordar, aquella parte del subconsciente que si se divertía con tocar un triangulo, ha encontrado un hogar en un bicho que suelen tomar como un híbrido de guitarra y redoblante jeje.


Escuchar el adagietto de la quinta sinfonía de Mahler en vivo (Festival de Música Clásica, Medellín), es de las experiencias más bonitas que he tenido en mi vida. Como escucha soy muy novato y solo hasta el 2009 vine a conocerla, pero sin duda es una de mis piezas favoritas por lo emotiva (y en vivo!!, es espectacular!!). Como dato aparte, cabe mencionar que esta pieza se hizo celebre entre la gente gracias a la película "Muerte en Venecia" basada en el libro homónimo de Thomas Mann y este a su vez parcialmente basado en los trágicos años finales de Mahler.

4) Mis raíces. Cuando pienso de donde vengo solo logro concebir que después de todo pareciera que no soy de ningún lado. Nací en Bucaramanga pero mis padres son de Bogotá y El Carmen de Bolívar por lo que fue inevitable que mis gustos, mi forma de hablar, mis hábitos no sean el del típico santandereano. El hecho de que estudiara en Bogotá y Medellín solo ha hecho más enredado el panorama jeje y ha vuelto mi acento una melcocha de palabrejas de muchos lados. Sin embargo, es curioso ya que Bucaramanga, con su modorra, su falta de oportunidades, su trafico loco, sus soles infernales de mediodía, solo ha logrado que me sienta orgulloso de haber nacido aquí y ante todo del sentirme responsable por su futuro. En este ciudad, donde no tienen idea que es un banjo, hay ahora un loco que está obsesionado con mostrar lo que es ese instrumento y porque no, de paso poner un granito de arena en la diversidad cultural de la misma (bueno, algún día en un concierto jeje). Gracias a Buca he conocido gente maravillosa y he aprendido lo bueno y lo malo de la vida...que sea banjeando entonces mi forma de agradecerle...con el perdón de los vecinos mientras practico...

Haciendo honor a Santander, comparto una pieza de Luis A. Calvo que me gusta mucho (Intermezzo 2 "Lejano Azul"). Es curioso como en general las piezas de ese tiempo que fue preciso la época dorada del banjo, son las que más me llaman la atención.

5) Mis mayores temores. Cuando se interiorizan tanto los pensamientos, las vivencias, etc.,  creo que como consecuencia también se toma conciencia de lo frágil que se es como persona, y al mismo tiempo, de lo susceptible que somos a nuestros temores. En el caso mío creo que mi temor siempre ha estado relacionado con el olvido, o más bien con el no dejar huella con lo que se haga en la vida. Muchas veces con el trajín del trabajo o simplemente la banalidad de lo que suele uno considerar como vida, se dejan escapar toda una gama de caminos nuevos e incertidumbres que a la larga son las que le dan color y originalidad a lo que queremos como personas. A veces soy consciente de eso y otras no, por lo que ahí es donde se hace fundamental ese temor primario, ya que es el que me ha permitido tomar riesgos en la vida y al cual confío como motor para futuros cambios.


Mi último vídeo hace referencia entonces a una persona que nunca dejo de sentir miedo al olvido y por ende en cada acto de su vida por pequeño que fuera, dejo una huella imborrable en todos aquellos que lo conocieron y escucharon su música. Pete Seeger, activista político, pilar fundamental de la música folclórica estadounidense, banjista reconocido, a sus 94 años dejo un legado gigantesco pero ante todo, siendo tan frágil como cualquiera de nosotros, deja un mensaje de hermandad y paz en este mundo plagado de cosas pasajeras y muchas veces trágicas. Así como el poder de la música para mi es gigantesco, también lo es la capacidad de apropiarnos de ella y brindarle a la gente la capacidad o al menos la esperanza de transformar nuestro destino, si ese es nuestro deseo. Descansa en paz, Pete.