lunes, 29 de abril de 2019

Motivaciones

La motivación probablemente es una de los aspectos más difíciles de mantener. Funciona como un espejismo en el desierto, de tal forma que mientras caminas, mientras hay agua en la cantimplora y el sol no apremia, hay tranquilidad. Pero, en cuestión de un chasquido de dedos (referencias de Avengers de alguien que no ve mucho Marvel jaja), aquella imagen del oasis con sus palmeras desaparece, y quedas en medio de dunas gigantescas, esperando a que un gusano de extensiones kilométricas te engulla y seas consumido por la oscuridad (referencias de Dune de alguien que por fin leyó el libro jaja).

Y nos sucede a todos, tal vez no de la forma dramática que expongo arriba, pero en definitiva es algo que rige nuestras actividades más cotidianas. La falta o no de motivación, lo determina todo en el mono desnudo. Ahora, ya especulando, por ejemplo creo que Rob Mackillop, uno de los banjistas que más admiro, la había perdido con el instrumento, y tal vez por eso lo había dejado de lado tanto tiempo. De tal forma, que siendo parte de su leal audiencia en su canal de Youtube, fue muy grato ver un vídeo nuevo de él hace unos días, con un banjo en sus manos, mostrando el camino y sus nuevos proyectos banjísticos.


Tres bonitos temas en un banjo Stewart de finales del siglo XIX. A diferencia del mío, este es un bellísimo modelo sin trastes (Modelo S.S. Stewart Orchestra 2 Champion banjo)

Según me contó, y ahí está el origen de la entrada y mi carreta sobre la motivación, Rob retomó el estudio del banjo con la idea de grabar un disco con temas del siglo XIX; esta vez con obras de Frank Converse, uno de los banjistas más importantes en la época dorada del estilo clásico. Como todo regreso, él mismo admite que tiene que trabajar mucho, pero ganas ni talento le faltan, así que con seguridad habrán más vídeos y el proyecto que tiene seguirá a flote. La motivación está presente.

Pero, ¿y mis motivaciones? Como la baja recurrencia de las entradas del blog lo indican, ha sido un proceso caótico, por lo menos en los meses/años pasados. Por fortuna, tanto la diversificación de los ejercicios, el trabajo de recuperar el repertorio perdido, el aprender nuevos temas y el buscar nuevas formas de contar mi experiencia, han permitido que la motivación crezca, y como suele pasar, que los dedos respondan (a veces a velocidades distintas, pero eso no importa) y que gane confianza en lo que me define con el instrumento, el alma banjera, por usar ese apelativo. La idea es continuar, y seguir compartiendo este proceso a través de mi canal en Youtube y en la cuenta de Instagram (@banjo.odyssey). Naturalmente, con este tipo de experiencias en redes sociales uno busca cierto grado de aceptación, de reconocimiento, pero no olvido que ante todo esto ha sido un ejercicio de documentación y de compartir lo que representa el instrumento para mí en todo sentido.

De igual forma, siempre es emocionante, ver que de cierta manera las redes permiten acercarnos con gente que uno apenas conoce en su faceta artística y que en ese acercamiento se encuentren palabras de apoyo, sobre todo de gente que admiro como Rob. Sí, puede sonar superficial o algo tonto, pero ese tipo de hechos, son los que te ayudan a mantener la motivación, a entender que el espíritu de lo que llame hace casi siete años "banjo andino" sigue ahí, latente. En realidad, nunca se ha ido, !y eso es simplemente genial!


Naturalmente, la audiencia del banjo clásico no es que tenga mucho rating (aún), pero fue genial leer esa sencilla notificación