A diferencia del viaje a Barcelona hace ya casi un año (como pasa el tiempo!), este viaje a Europa no tenía claro un evento o un concierto en particular. Simplemente me parecía que 17 días por fuera era demasiado tiempo de no práctica, por lo que Sussie aceptó sin remilgos una nueva oferta de viaje.
Pensándolo bien, a veces fue una buena y una mala idea haberla llevado...Mala porque a diferencia del viaje a Barcelona, esta vez anduve mochileando por varios lados (Madrid, Bologna, Pessaro, Urbino, Munich, Budapest) por lo que la cargada del banjo no fue precisamente cómoda. Igualmente, aunque el estuche de viaje ha demostrado ser a prueba de balas no dejaba de ser angustiante colocarlo en los portaequipajes y que inmediatamente después llegara alguien con una maleta inmensa y la colocara sin asco dentro del mismo espacio!!..más de una vez estuve en esos vuelos echando camándula para que no le hubiera pasado nada malo.
El motivo del viaje fue este increíble curso con los bichines con los que trabajo.
No sé muy bien como explicar porque fue buena la idea de llevarlo. Tal vez fue el vivir todas estas experiencias de estar en un sitio soñado, de conocer gente de otras culturas, en fin; el de sentirse completamente ajeno en un sitio. Alguna vez, un amigo músico me decía que llegaría el momento en que sentiría el banjo (si era juicioso estudiando jeje) como una extensión más de mi cuerpo y que la necesidad de practicarlo y transmitir emociones con este sería tan elemental como el cepillarse los dientes o comer. Y es cierto, mirar transcurrir el Danubio a lo largo del Puente de Piedra en Budapest (el de los leones), pasar cerca de un acueducto romano en Gubbio, mirar una función de El Artista en un festival de cine en Bologna, son experiencias que tenía que vivir con mi querido banjo cerca, es algo que las hizo más especiales.
Por ende este fue un viaje con experiencias no tan propiamente banjeras, sino que fueron más bien una colección de pequeñas postales musicales que vale la pena compartir...disfruten!
Entre el montón de partidos que alcancé a ver del mundial, tres eventos eventos alcancé a disfrutar en el bonito pueblo de Urbino. De estos, un buen toque de blues mientras se llenaba el café por un partido de Italia (el único que ganaron jeje).
Por este pequeño parque se podía llegar a la casa donde creció Franz Liszt.
La ida a la Opera de Budapest fue casi por azar. Si bien era una experiencia que no descartaba en un sitio tan increíblemente como esa ciudad, la verdad pensé que la entrada a una función sería muy costosa. Por suerte, cuando iba de salida ya me dio por averiguar y para suerte mía coincidí con la temporada y mejor aún, con unos precios amigables jeje. La función a la que asistí era Iphigénia en Tauride del compositor Christoph Gluck y valió cada peso, espectacular!
A pesar de lo "festivo" de mi expresión, si estaba muy embobado con lo espectacular de la vista cerca a los Montes Buda.
En el distrito de Buda, cerca a la Catedral de San Matías (Primer rey de los Húngaros), me topé con este sitio...desafortunadamente hay demasiados museos en esa ciudad y me embolaté para volver allá (el día de la foto era un lunes).
Si bien no practiqué como hubiera querido (DEBIERA!!) en Budapest, esta practica fue particularmente buena a pesar del gélido día que hizo esa mañana en el Parque Central...es curioso, entre más tullido y me tenga que esforzar para combatir la tembladera, mejor suenan los temas.
En general, si bien lo había dicho ya, es genial sentir como un bicho tan raro como el banjo es mirado con una óptica distinta cruzando el charco...el oficial de inmigración en el aeropuerto de Bologna, el pasajero del metro en Budapest, el taxista madruagdor en Bologna de nuevo, el padre con el niño en Budapest, en general; perciben con curiosidad y porque no respeto, el que alguien quiera transmitir o expresar una idea en algo aparentemente ruidoso (bueno, lo es!, que le hacemos) como el banjo...por estos lados, aún se siente algo la ironía y la burla, pero ya el tiempo demostrará que un banjo por la tierrita puede ser más que "Dueling Banjos" y "The Beverly Hillbillies"...por ahora solo queda el mensaje de que las historias por contar están en todas partes; donde uno esté dispuesto a narrarlas. Como en la casa, donde a mi regreso me esperaba cierto amigo...pero esa ya es otra historia!.
La próxima entrada es sobre este amigo...