domingo, 15 de marzo de 2015

Ni muerto, ni de parranda


El año pasado, una amiga del trabajo me compartió el enlace de un programa radial llamado "La cuerda pulsada" que hace parte de la emisora de la Universidad Nacional. Como el nombre lo indica, la temática del programa está centrada en presentar artistas y composiciones principalmente relacionados con la guitarra y primos cercanos. Sin embargo, al ir revisando las distintas emisiones se me hizo claro que de vez en cuando habían programas centrados en otros instrumentos afines, así que fue una grata sorpresa toparme con uno dedicado al banjo. El enlace a continuación: 


Lo que no fue tan grato al ir escuchando el programa es notar que aún es muy fuerte la impresión o "cliché" que se mantiene con el banjo, ya que del espectro que maneja el instrumento, el programa estuvo basado más que todo en temas de bluegrass, y ni siquiera el género en toda su magnitud. Creo que uno de los problemas del instrumento es su carácter "rural" lo que lo sigue sometiendo a juicios prematuros y condescendientes. En Estados Unidos y en menor medida el Reino Unido, los movimientos que avalan por el banjo y sus sonoridades son muy fuertes, un fenómeno muy parecido (sin los mismos recursos y apoyo, claro) a lo que se observa con los instrumentos tradicionales acá en Colombia. El rollo radica en que por fuera de esas regiones, el banjo es medianamente conocido en la capacidad que tiene como cualquier otro; de transmitir emociones y explorar ideas musicales.


Uncle Rastus (Imagen tomada de Wikipedia). Esta marioneta de principios del siglo pasado ilustra lo que era el cliché para ese momento con el banjo: un instrumento rural (más que ahora) que se tocaba en las plantaciones.

Dentro del odiado mainstream y el establishment musical como dicen, el banjo es un elemento accesorio o decorativo y usualmente la gente por fuera de los países "banjófilos" (amigo lector, creo que ya es evidente que el léxico banjístico se inventa a toda hora jeje), lo escucha en la música comercial, comerciales, etc. es; en el por si así decirlo "los temas que quieren sonar a algo country" jaja. Como no tendría caso ponerme a ilustrar todos los ejemplos (¿recuerdan uno de los comerciales de mantequilla Rama? ahí tienen jaja), prefiero ilustrar algunos ejemplos de que el banjo es un instrumento increíblemente diverso, del que pueden aflorar las sensaciones más honestas que hayan, no por eso siendo rural, y siendo capaz de ser un instrumento para ser escuchados por todos. Que hablen estos pequeños vídeos por mí y así como en este mundo globalizado nos abrimos a toda hora a nuevas experiencias, también lo hagamos con nuestros oídos...créanme, vale la pena. 


Ghosts that we knew es uno de los temas que más me gustan de esta agrupación británica (Mumford & Sons). Si bien, el último álbum que grabaron apunta a algo más "comercial" y al parecer el pobre banjo queda nuevamente marginado, el escucharlos en las dos producciones anteriores (Sigh no more y Babel) y notar que a mucho gente le gustó; prueba mi punto de que es cuestión de darle el espacio al instrumento para que muestre su potencial, incluso en un ámbito pop.


Carolina Chocolate Drops, es un grupo americano que recién conocí hace unos semanas y que se ha hecho a un nombre con su mezcla de música tradicional del sur de los Estados Unidos, música de los Apalaches, ragtime, etc etc. Este vídeo hace parte de una pequeña sesión que vi, y pues fue brutal verles tal versatilidad en el repertorio y en los recursos musicales que usaban. Ciertamente, sus álbumes los tengo en mora para comprar!.


El álbum conjunto del "dúo dinámico banjero" (Abigail Washburn y Béla Fleck...alias papá y mamá) es sencillamente genial. Siendo francos tenía en la cabeza un álbum más instrumental, pero el hecho de que Abigail toque en estilo clawhammer (old time) y cantara muchos de los temas, acompañando el monstruo Fleck, lo hizo muy especial. 


Dentro del estilo clásico que ando aprendiendo suelo citar con frecuencia a Rob Mackillop, ya que el hombre me mostró el camino y personalmente me gustaba como abordaba los temas desde su perspectiva de guitarrista clásico. Sin embargo, creo que es hora de hacer justicia y mencionar al banjista francés Marc Dalmasso, del cual he escuchado muchos temas que me han gustado (Indian Patrol, y Columbian March geniales!), al igual que me parece fantástico verlo tocando con el papá (piano) y el hijo pequeño (percusión, a veces banjo) en algunos de los vídeos.


Junto con papa Fleck, lo que hace Jens Krüger y su grupo (The Krüger Brothers) es sencillamente espectacular ya que su visión del banjo y de la música folk en general, tiene una aproximación distinta (son de origen suizo), lo que hace que sus temas instrumentales o no, sean una verdadera delicia al escuchar. Comparto a mi criterio uno de los ejemplos más genuinos de una composición de corte clásico aprovechando el espectro del amado banjo: The Appalachian Concerto. En esta ocasión son acompañados por el ensamble Kontras Quartet, con los que actualmente están trabajando en una nueva pieza: Lucid Dreamer...ya les estaré contando en otra entrada. 

Como ven, el banjo, no es un instrumento cacreto que tiene que estar condenado a los chistes con campesinos gringos o las parodias de una vida rural..el banjo vive para el que quiere escuchar más allá de lo que lo que le llega con el viento o en las emisoras...

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