domingo, 6 de marzo de 2016

Réquiem por una extraviada


Lo usual es que las dedicatorias vayan dirigidas a un banjista o músico que se fue a tocar en otro plano o en su defecto rendir sentido agradecimiento a aquel que con su música nos haya motivado a probar nuevos horizontes. Entradas de ese tipo tengo muy pocas, tal vez porque en parte homenajeo cada vez que puedo a los banjistas que me inspiran a tocar mejor. Bueno, a veces toca homenajear a los que no nos acompañan, como al parecer terminó siéndolo mi "difunta" videograbadora.

La historia de la pérdida empezó en algún momento de fin de año pasado. Para esa época me la pasaba entre la casa de mis papás y la mía, y como era de esperar algunas cosas empezaron a mezclarse entre los sitios. Respecto a la grabadora, la última vez que la había utilizado había sido en Barichara para grabar los primeros vídeos en ese sitio. De esa experiencia había surgido el vídeo del tema Spanish Fandango (entre Agosto y Octubre del año pasado, no recuerdo ya) y de paso había hecho una entrada en el blog respecto a lo que es mi proceso de grabación. Posterior a esa visita, había vuelto a estar en Barichara con la grabadora pero esa vez no tuve chance de registrar nada por lo que no la grabadora no salió del estuche del banjo. La grabadora, para evitar perdida (curiosa ironía) venía metida en su estuche junto con el trípode y la memoria, A partir de ese punto la historia se pone nebulosa. Recuerdo haberla visto en el cuarto de mis papás, un día en mi bolso camino al trabajo, otro en el apartamento. En diciembre, ya pasados los chistes y la confianza, empezó la búsqueda en forma. Cada vez que descartaba un sitio donde pudiera estar, aparecía otro y empezaba la búsqueda implacable a lo Taken con Liam Nesson. Desafortunadamente, para mediados de Enero, cuando ya me encontraba de nuevo en mi apartamento, se hizo evidente que gastadas todas las posibilidades (el apartamento, el trabajo, la escuela, bolsos de distinto pelambre), tocaba empezar a contemplar la posibilidad de que esta se había perdido quien sabe donde y en que momento.

Cómo nunca dí mayores detalles de la grabadora, le hago una breve reseña: era una videograbadora Zoom Q2HD con una capacidad de grabación de una hora gracias a la memoria de 32 GB que le había adjuntado. Tenía la opción de registrar tanto en vídeo como en audio como las grabadoras de periodistas, y entre sus ventajas estaba el hecho de que se podía mitigar el efecto del viento en as grabaciones y registraba (si se quería) en tres canales. La cámara tenía incluido su "gorro" para aislar mejor el sonido y un trípode pequeño de donde sujetarlo. De todo lo mencionado, solo me sobrevive el gorro, que no estaba en el estuche. Allí sigue en el bolsillo interior del banjo, como amargo recordatorio.

Una foto comercial de la finada videograbadora...

Que quedó entonces de recuerdo: dos conciertos grabados en los festivales de jazz en Barranquilla y Bogotá por 2014, dos jams en la escuela (creo que ambos por el día del jazz), dos vídeos colgados de temas banjeros y las visitas al trabajo de un especialista en los bichos que trabajo. Que quedó por hacer: grabar sesiones de práctica para hacer más entradas en el blog. Eso es algo que quedó muy en mora porque entradas como la de hace unos días, hubieran quedado con mucha mejor edición.

Pero bueno, llorar sobre la leche derramada no tiene gracia. Que viene entonces: practicar, prender una veladora para que el dólar baje y ahorrar otra vez para comprar una nueva. Obviamente, estar más pendientes para que este tipo de pérdidas no se repitan...por lo pronto, trataré de grabar nuevas cosas (hay un tema ya listo!) a través de otros medios.

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