lunes, 14 de octubre de 2013

Un año de historias


Por tanto corre-corre de trabajo y la "gira" europea dejé pasar una fecha que esperaba con mucho entusiasmo desde hace unos meses. Es sencillamente genial el saber que en septiembre del año pasado empezaron esta suerte de crónicas-historias-notas breves. Aunque al principio tenía mis dudas respecto a la constancia que podía desarrollar o no al escribir, yo creo que el blog me ha servido para las dos cosas que buscaba: una forma de documentar y compartir mi proceso como banjista (saben, es una forma agradable de hacer catarsis) y; generar otro espacio en español para temas relacionados con el banjo. 


Para el concierto de aniversario había contemplado tocar los temas en los que me sentía cómodo y que a la larga fueron los que toqué en Barcelona. Al final me incliné por tres temas cortos de los tutoriales de WM.C Stahl y H.J. Ellis, los cuales venía practicando desde mediados de junio.

Inicialmente había concebido este blog como un espacio netamente en inglés, de ahí el titulo. Pero casi a mismo tiempo me pareció injusto con la tierra de donde vengo y le dí más importancia al español (excusa para la publicidad engañosa con el título, no! jaja). Por ende también el título refleja lo ambiguo que es este espacio...o sea ni chicha ni limonada jaja. Pero bueno! eso funciona bien para este caso ya que a la larga de eso se trata el concepto loco de "banjo andino"; de traspasar las barreras que muchas veces nos amarran como individuos y porque no como músicos (guiño, guiño).

Para terminar, comparto apartes de una entrevista que leí este fin de semana sobre Paco de Lucía y su concierto de estos días en Medellín y Colombia (http://m.eltiempo.com/entretenimiento/musica/la-guitarra-es-una-desagradecida-paco-de-lucia-/13117552/1/home). Es muy curioso ver como los puntos de vista en el aprendizaje musical coincidir sin importar del nivel o el instrumento que se toqué. Vendrá más practica y por supuesto montones de historias!.

“Es que es un instrumento muy difícil y desagradecido. Tú le dedicas horas y horas, y luego te subes a un escenario, estás perfectamente de manos y ¡tocas como una mierda! Entonces le dices ‘Oye, ¿por qué me haces esto, si te he dedicado una semana, tocando ocho horas diarias, por qué?’ –sostiene De Lucía–. A veces, depende hasta de una mosca que pase volando y te desconcentra. O algo en el teatro de pronto te hace tocar muy mal. O al revés, estás mal y tocas muy bien... No la controlas. Es lo que más se parece a una mujer de todos los instrumentos que hay. Cuando crees que la tienes agarrada por el cuello ¡qué va! eso es un espejismo, es mentira” 






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