Desde la llegada del Stewart era un poco inevitable que mi viejo banjo se quedara relegado. No solamente obedece a la calidad del sonido y los materiales (el Stewart es un banjo sencillamente genial!) sino que también se debió a una buena cantidad de desperfectos producto de casi 5 años de banjo (bueno, en forma dos años). En general la humedad y la falta de cuidado por ignorancia mía, causaron gran mella en el pobre Savannah.
Algunos detalles de los daños más graves. En algún momento había instalado un micrófono pero el resultado fue mucho peor de lo que imaginaba...costó 7 dólares, ¿que podía esperar? jaja
El inventario de daños era más o menos el siguiente: 1) el parche presentaba un desgaste fuerte en las partes donde recuesto mis dedos meñique y anular, 2) el soporte donde descansa la quinta cuerda antes de la clavija estaba roto (era de pasta y cedió hace unos meses), 3) no tenía más cuerdas de nailon por lo que ya estaba recurriendo al nailon y en particular para la quinta cuerda, nailon de pesca (el timbre era horroroso jaja pero me salvo más de una vez) y 4) todo complementado por un forro en un estado deplorable...pros de eso, daba lástima de ser robado jeje.
Por ende, con algo de desconfianza y temor de embarrarla empecé la "enchule" del Savannah. El primer paso fue remover el parche dañado y reemplazarlo por uno nuevo. Esa parte fue un poco como la primera intervención real de un cirujano, ya que si bien tenía una idea de como desarmarlo, jamás lo había hecho y menos con uno que fuera mío!. En general, quitar las clavijas fue sencillo y lo que dio más problemas fue el ajuste del parche nuevo ya que la base del mástil ofreció resistencia. Por suerte, mi papá el cual me ha ayudado en todos mis "experimentos" con el banjo; me dio una mano y logramos colocar el parche. De paso la ventaja fue que pude desacoplar la caja de resonancia y de esa forma el banjo quedó como open-back. Lastimamos un poco el recubierto del mástil en el proceso pero valió la pena: el peso del banjo se redujo considerablemente y de paso conseguí una especie de "ensaladera" para la mesa con el resonador jeje.
La siguiente parte fue el reemplazo definitivo a cuerdas de nailon. En una entrada pasada había mencionado que una de las cosas con las que más había experimentado era con el cambio de cuerdas. La humedad y en parte lo complicado de conseguirlas me había llevado a pensar que tocar con cuerdas de acero no era muy buen negocio. Igualmente, el timbre que necesito para seguir tocando en estilo clásico se adapta mejor al nailon...el Stewart me convenció totalmente de eso!. Por ende nos pusimos manos a la obra y...recurrimos a alguien que si supiera de eso jeje. Resulta que en el Parque Centenario (Bucaramanga para los lectores "internacionales" jeje) trabaja un técnico bastante curtido en el mantenimiento de guitarras y similares. De tal forma que en un sábado de desparche me pegue el viaje y le comente mi historia con el Savannah. Después de algunos ensayos, el hombre dio con el asunto y con una serie de modificaciones breves se logró lo buscado. Básicamente se le insertó una placa de metal que facilitaba el anudado de las cuerdas hacia la base de lo que llaman el tailpiece (el gran motivo de mis pruebas fallidas antes) y se arreglo la base de la quinta cuerda, la cual iba en plástico.
Por ende, con algo de desconfianza y temor de embarrarla empecé la "enchule" del Savannah. El primer paso fue remover el parche dañado y reemplazarlo por uno nuevo. Esa parte fue un poco como la primera intervención real de un cirujano, ya que si bien tenía una idea de como desarmarlo, jamás lo había hecho y menos con uno que fuera mío!. En general, quitar las clavijas fue sencillo y lo que dio más problemas fue el ajuste del parche nuevo ya que la base del mástil ofreció resistencia. Por suerte, mi papá el cual me ha ayudado en todos mis "experimentos" con el banjo; me dio una mano y logramos colocar el parche. De paso la ventaja fue que pude desacoplar la caja de resonancia y de esa forma el banjo quedó como open-back. Lastimamos un poco el recubierto del mástil en el proceso pero valió la pena: el peso del banjo se redujo considerablemente y de paso conseguí una especie de "ensaladera" para la mesa con el resonador jeje.
El banjo en plena cirugía No deja de asombrarme lo curioso y particular que son los componentes que lo conforman....es un bicho bien raro pero genial!
La siguiente parte fue el reemplazo definitivo a cuerdas de nailon. En una entrada pasada había mencionado que una de las cosas con las que más había experimentado era con el cambio de cuerdas. La humedad y en parte lo complicado de conseguirlas me había llevado a pensar que tocar con cuerdas de acero no era muy buen negocio. Igualmente, el timbre que necesito para seguir tocando en estilo clásico se adapta mejor al nailon...el Stewart me convenció totalmente de eso!. Por ende nos pusimos manos a la obra y...recurrimos a alguien que si supiera de eso jeje. Resulta que en el Parque Centenario (Bucaramanga para los lectores "internacionales" jeje) trabaja un técnico bastante curtido en el mantenimiento de guitarras y similares. De tal forma que en un sábado de desparche me pegue el viaje y le comente mi historia con el Savannah. Después de algunos ensayos, el hombre dio con el asunto y con una serie de modificaciones breves se logró lo buscado. Básicamente se le insertó una placa de metal que facilitaba el anudado de las cuerdas hacia la base de lo que llaman el tailpiece (el gran motivo de mis pruebas fallidas antes) y se arreglo la base de la quinta cuerda, la cual iba en plástico.
Listo para colocar cuerdas! Ahora que caigo en cuenta, el "corresponsal" nunca había salido en el blog!
El banjo si bien quedo algo sicodélico con ese juego cuerdas pero suenan bien al fin y al cabo. Abajo el forro de viaje nuevo. Al parche aún hay que apretarlo un poco para obtener la tensión buscada.
A grandes rasgos esos fueron los cambios en el banjo. Hace unos días reemplacé la bendita quinta cuerda (raro que ponga problemas jeje) ya que el ensayo del técnico no sirvió con esta. Afortunadamente, la placa de metal y un poco de ayuda de mi papá dieron en el clavo (nudo de cirujano al rescate!). Si bien el sonido no es como el del Stewart (la calidad, la calidad!), ahora si tiene el timbre que buscaba y ya sirve para un viaje. La otra ventaja es que para esas mismas fechas finalmente se pudo hacer un forro decente para viajar. La prueba de fuego fue el viaje a Barcelona y la verdad le fue bien...al forro...el Savannah se quedó en Bucaramanga jeje. Hablando de Barcelona, ya vendrán las esperadas crónicas! Por ahora solo les comparto que el Savannah aparte de ser mi banjo de emergencia será el de aprendizaje para bluegrass...sip volvimos a la primera afinación con la que trabajé DGBDg (la del estilo clásico del Stewart es CGBDg).
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