sábado, 30 de abril de 2016

Sin novedad en el frente

Sigue en mora la entrada sobre mis métodos de estudio (los propios), pero esta vez se debe a que las dos grabaciones que he hecho no han salido bien. No he podido dar con el chiste para usar bien la grabadora que me han prestado en la escuela de música. Los dos vídeos registrados han salido con el volumen muy bajo, casi imperceptible sin buenos parlantes. Un pequeño vídeo para que entiendan mi punto:


Básicamente los ejercicios que pienso grabar y practico al principio, corresponden a ejercicios cromáticos.

Por lo tanto seguiré postergando esta entrada hasta que tenga una mejor grabación. Igualmente este tema creo que lo iré explicando en varias partes así como he venido haciendo con los referentes a los libros que estudio en mi día a día.

Por el momento me encuentro rehabilitando los dedos, recuperando la velocidad de principio de año. El comienzo de este mes fue algo movido y desafortunadamente no pude estudiar como hubiera querido. A pesar de eso, he logrado algunos avances en los ejercicios de los libros de Grimshaw y Morley (explico con más calma este libro en un futuro). Para que se hagan una idea también, les comparto los ejercicios que he estado trabajando...me reservo el audio por ahora.


Actualmente vengo hasta trabajando hasta el tema 8. Rob Mackillop tiene todos estos temas en vídeo así que he tratado de guiarme para tratar de emular su musicalidad. Personalmente siempre me ha gustado su sonido, quisiera algún día poder lograr esa capacidad...


Estos son temas para ser tocados con plectro de otro tutorial de Grimshaw. No vienen al caso porque no los he tocado, pero me parecieron bonitos.

De igual forma he sentido la cabeza dispersa últimamente, me pasa a veces en el camino banjero. En esta pensadera se me ha venido a la mente una pregunta que vienen haciéndome los que saben que soy banjista o al menos distinguen que hago: ¿y como va con el banjo? La respuesta es curiosa: a veces siento que bien, que los dedos, mis habilidades, la musicalidad de los temas y ejercicios avanzan, lentamente pero lo hacen. En ese punto siempre he dicho que el revisar los vídeos viejos que he colgado puede ser un buen comprobante. Sin embargo hay días, semanas, meses, ahora mismo, en los que francamente no sabría responder esa pregunta. Después de todo, ¿que es lo que perciben como un banjo los demás? ¿que es lo que perciben de mi como banjista? ¿lo ven como una burla? ¿me ven como alguien ingenuo o excéntrico? Son muchas preguntas pero en general las posibles respuestas, las que imagino, no resuelven esa inquietud o desazón que me acompaña a veces cuando termino de practicar, cuando veo gente apasionada con su música, cuando escucho algo que despierta mis fibras más profundas. No cuestiono tener los banjos y no otro instrumento, es más, adoro su sonido cada vez más, soy su devoto más fanático y enamorado. El problema es que a veces me doy cuenta que ese amor, ese cariño, esa entrega, ha implicado una soledad que a veces pesa, que me hace sentir marginado de todo lo que veo como música, como manifestación de arte y expresión del alma.

En momentos como estos no pienso en dejar de tocar, jamás lo haré. Simplemente me pregunto como sería todo si yo tuviera la oportunidad de interactuar con banjistas, con grupos o formatos musicales que no vieran al instrumento como un alienígena. Me imagino leyendo partituras o tocando en ensambles de cualquier tipo de música, lo que fuera donde hubiera un banjo, en Inglaterra, Estados Unidos, Europa. Suena lastimero pero cuando termino de imaginar esos conciertos utópicos pienso en la fortuna que tienen y tal vez no valoran algunos instrumentistas en los países donde el banjo si significa algo. A esos ingratos los invitaría a que conozcan estos desiertos latinoamericanos. Más lastimero y loco; pienso con pesar por mis banjos, como si fueran perros a los que les tocó un mal dueño o un mal sitio para vivir. Sin embargo, creo haber escuchado alguna vez que la vida es la suma de deseos y metas que se ambicionan en un flujo eterno. Ambiciono tener la oportunidad de mostrar al banjo en una dimensión de igualdad con otros instrumentos. Como el ave fénix, me seguiré preparando para el resurgir, para recuperar el espíritu combativo que siempre me ha brindado mi instrumento. 

Por ahora seguiré estudiando los temas, al ritmo que solo entiendo y tolero yo. Por ahora seguiré imaginando que acompaño a la gente de los vídeos, que despierto en los que me escuchen, las sensaciones que yo experimento al escucharlos...








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