martes, 16 de diciembre de 2014

Una historia desde lo bajo y lo lejano


Es tiempo de contar otra historia (¿porqué no, una anual? jeje) y esta proviene de muy lejos, si bien no en un sentido temporal. Digamos que empieza en alguna provincia de China, donde un trabajador de clase media se despierta por la alarma del reloj, come algo ligero, y se dirige en bicicleta a su lugar de trabajo, el cual ha sido el mismo desde hace 20 años: una bodega cualquiera en el sector industrial de su ciudad (ahora todo lo es), que primero tuvo un nombre que se tragó su memoria y ahora posee uno americano, "Gold Tone", el cual pronuncia con dificultad. El nombre no tiene importancia y lo que termina produciendo lo tiene sin cuidado ya que lo suyo es ensamblar. Lo sabe desde pequeño cuando armaba soldaditos con restos metal. Ahora hace algo parecido salvo que en vez de metal y latón, ahora son caoba y cedro, y a diferencia de su niñez; cuenta ahora con herramientas que le facilitan su trabajo. Les llaman banjos en América, y suenan curioso o al menos eso recuerda ahora, si bien estos últimos "banjos" que ha estado ensamblando son más grandes...el mástil es pesado, las clavijas gigantescas y de metal, y a diferencia de otros el parche no viene acompañado del resonador de los que armaba antes. Son pocos los que se ensamblan al mes (¿tres, cuatro, quizá?), y solo sabe que se hacen bajo pedido ya que no son muy populares y por ende poco comunes. Lo que sí tiene claro es que al tener tanto espacio entre ensamblages, sabe que ahora su trabajo es más valioso que nunca y por eso dedica todo su entusiasmo y energía a que cada pieza encaje a perfección y los acabados de esos banjos gigantescos queden bien. El día de hoy, al llegar a su casa tuvo la satisfacción de ver uno de esos "pequeños" perfectamente embalado, listo para su viaje a América donde le colocarán las cuerdas. Se pregunta adónde irán a parar esta vez y deja su cuerpo al arrullo del sueño inminente.

Incontables horas de viaje llevaron a ese banjo (¿porqué no llamarlo Cletus?) desde las costas del mar de China, el Oceano Pacifico atravesado con escalas en Anchorage y San Francisco, para posteriormente atravesar todo el continente americano en un avión de carga hasta su destino en la población de Titusville (Florida), sede de Gold Tone. Allí son otras manos, más familiares, las que se encargan de ir colocando una a una el grupo de cuatro cuerdas entorchadas, especialmente diseñadas para soportar la gran tensión que se genera y alcanzar al mismo tiempo; ese sonido grave, tan extraño en ese tipo de instrumento. Si bien por eso, ese sonido se convierte en algo renacido, de una época en la que el banjo jugó con sus formas y probó distintos tipos de materiales y timbres. Cletus, el banjo bajo, empezó entonces su viaje final hacia el sur, cruzando del mar Caribe tal como lo hizo Sussie hace ya más de un año y medio, y llegó una mañana de Junio de 2014 a Bucaramanga. Esperó paciente unas semanas mientras aquel loco volvía de su periplo europeo,  y como era de esperar; ese bicho raro, extraño, salió a la luz y ahora no sin esfuerzos y una que otra frustración; está empezando a sonar a lo que tiene que sonar. Empezará a acompañar melodías, a mostrar otra faceta de la música que es a veces subvalorada, a valorar el ritmo como el elemento clave que es, en fin; a mostrarme que entre más matices se conservan en la vida, más interesante se vuelve esta.

Con muchísimos meses de retraso, aunque todos con horas de práctica acumuladas, bienvenido a la familia, compadre Cletus!



sábado, 4 de octubre de 2014

Crónicas banjeras (Barranquilla)

El mes de septiembre en Colombia es significativo para el jazz ya que a lo largo de este se hacen distintos festivales (unos fieles a la esencia del jazz, otros para nada!!!) y constituyen una buena oportunidad de disfrutar como melómano y obviamente de escuchar a grandes exponentes del género. De unos años para acá había quedado con el sinsabor de no haber asistido (unas veces por tiempo, otras por plata, otras por la bendita pereza jaja) a ninguno, así que fue genial haberme decidido a ir con los pelados de la escuela al Barranquijazz de este año. Por ende, entre el 10 y el 11 de septiembre tuvimos la oportunidad de escuchar a Chick Corea con su formato actual The Vigil, y al veterano Jimmy Cobb (el último sobreviviente del Kind of Blue). Ya aprovechando el fin de semana que estaba al lado, pasé por la siempre llamativa Cartagena.


Los patos de la escuela ya de primeros en la fila. Este fue para el concierto de Jimmy Cobb.

Ambos conciertos fueron geniales y para que se hagan una idea de lo experimentado, comparto dos vídeos de los grupos. En particular, me gustó más el grupo de Jimmy (el contrabajista Nat Reeves, un animal!) si bien no significa que todos los que tocaron no son grandes ligas…de ahí la importancia de asistir este tipo de eventos. 


Jimmy Cobb y su gorra de combate.


Del álbum que estuvieron promocionando en particular, me gustó el tema Portals to Forever.

La otra consecuencia positiva es que después de una experiencia de esas solo provoca irse a practicar más y más para alcanzar ese nivel jeje. Por ahora les comparto uno de los temas del álbum que hizo mi “papa” Bela Fleck con Chick Corea hace un par de años.


En el 2007, este álbum fue nominado a los Grammy en la categoría de Mejor Composición Instrumental, por el tema Spectacle.

Lo llamativo de estas experiencias por fuera, es que de una u otra forma los hilos del destino banjero (“ka”, usando términos de La Torre Oscura para los fanáticos de Stephen King), conducen a este hermoso instrumento (las palabras ya de un obseso jaja) y tamaña fue mi sorpresa cuando me encontré de frente con un libro titulado “Jazz en Colombia: Desde los alegres años 20 hasta nuestros días” (Enrique L. Muñoz) y de portada con dos fotos que ya son viejas conocidas en este blog. Se trataba de dos ensambles de “jazz” (después de haber leído apartes del libro ya no me queda tan claro que esos grupos hayan tocado jazz) que tocaron en Medellín por la década de los 20. Como esas fotos ya las compartí y comenté en una entrada anterior ("El banjo en la Colombia de 1920"; Abril 21 de 2013), esta vez coloco la foto nueva que encontré en el libro.



Sorpresa banjera del viaje!


Este ensamble fue fundado por los hermanos Lorduy en Cartagena hacia 1923 y duro unos años en escena, siendo popular en los clubes de clase media y alta. La misma historia que se ha dicho del banjo en otras partes del mundo. Algo que voy a probar en un futuro es indagar por el paradero de esos banjos...tienen que estar por ahí!!...ya les estaré contando.

El libro en general reconoce que es muy poco lo que se conoce sobre ese fenómeno musical (el del jazz en sus inicios) para el país, si bien es evidente que este migró con los extranjeros que se fueron arraigando en la costa caribe (los “buenos muchachos” de la United Fruit Company, comerciantes, trabajadores de petroleras, etc.) e igualmente por influencia de países como Panamá, Cuba y República Dominicana. Si esta historia es fragmentaria, la de la actuación el banjo lo es aún más. A pesar de eso, el libro suelta algunas “gemas” que quisiera compartir jeje:

“En el mundo doloroso de las plantaciones crea al banjo y al paso del tiempo lo hace el instrumento acompañante del blues: canto individual e improvisado, nacido del estado de ánimo del hombre negro en cautiverio”

“En su origen el negro se acompañaba para cantar blues del banjo y de rústicas guitarras caseras hechas de cajas de jabón y latas de galletas, que con el correr de los tiempos fueron reemplazados  ambos por la guitarra y el violín… A partir de 1890 el banjo va a jugar un importante papel rítmico en la configuración del jazz”

“Esas jazz bands estaban conformadas por no más de seis o siete músicos con formatos muy variantes.El más común era con trompeta, saxo, clarinete, trombón, banjo, bombo, tuba, reemplazando a veces al banjo por redoblante o platillos para el caso de las marching bands…y a partir de los alegres años 20 con mejores condiciones económicas siguieron ampliando sus secciones hasta llegar a institucionalizar el formato de la big band que conocemos hoy por hoy con algunos matices en su conformación: el contrabajo reemplazó a la tuba y la guitarra al banjo”

"Las primeras orquestas y conjuntos que le abrieron el camino a la música Caribe y al jazz en Cartagena, Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta. Cartagena tenía la Orquesta de Pacho Lorduy, la mejor de la ciudad según algunos viejitos de la época. Tenía violín, flauta, saxo, clarinete, contrabajo, batería, piano, banjo y cantante."

"...la Orquesta Jazz Band Dempsey, dirigida por el banjoista y peluquero Miguel Herrera, como puede comprobarse en el periódico El Mercurio del 25 de enero de 1928.." (jaja este me dio mucho risa!)

Para rematar este pequeño periplo por el Caribe (si bien, nuevamente no fui a una playa!!!), me acordé de una anécdota mientras esperábamos a Jimmy Cobb en el último día (comparto foto). Resulta que el saxofonista de su grupo, el cual hablaba a ratos español nos armó conversa a los patos que fuimos al concierto, y de ahí esta perla jeje:

-So, all you are musicians, right?
-Yes
-And which instruments do you play?
-Drums
-Guitar
-Drums
-Drums (habían un montón esa noche jaja)
-Saxo
-Oh nice, and you?
-Eh…banjo
-Banjo!? Is that an instrument? Nah, just kidding.

Toco esperar un poco pero valió la pena!.

Fue una bonita experiencia…ojala se repita pronto!!.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Enfoque y desenfoque


Estos fines de semana que han pasado me han permitido comprobar (una vez más) que las cosas que se hacen en la vida, entre ellas, banjear, están regidas por el enfoque que llevemos al momento de hacerlas...me explico: muchas veces la rutina te absorbe y tristemente te vuelve indolente a lo que sucede afuera de nuestra "jaula de oro". El mundo puede ser terriblemente cruel con el incauto y el soñador y es pan de cada día (si se esta informado), el escuchar las historias de barbarie que nos rodean. Llámense, los bombardeos en Gaza, el raponazo en un bus o la niña que mata por accidente a su instructor de tiro. En fin, son tantas cosas horribles que a la larga le muestran a uno que el mundo pareciera girar para los intereses de unos pocos. Si ellos mueven un dedo es para aplastar a todo aquel que no este de acuerdo, como en la caricatura de Quino, y son esas cosas las que te pueden llenar de desesperanza hacia la humanidad y su futuro.

Por fortuna y sueño con pensar que para bronca de aquellos que nos manipulan; esa capacidad de hacer mal a aquel que nos rodea, también puede convertirse en un deseo de cambio ya sea a través de una acción simple y porque no, de vez en cuando un acto desinteresadamente gigante. De entre estas iniciativas quisiera rescatar y dar publicidad (si, amigo lector todo es negocio a veces jeje) a un bonito esfuerzo adelantado por la cantante colombiana Marta Gomez y todo un colectivo inmenso de artistas que bajo el lema "Para la guerra, nada" busca precisamente generar un poco más de conciencia entre tanta inconsciencia que pareciera reinar ahora. Comparto dos vídeos de gente entusiasta que ha decidido sumarse:





Como digo, puede que este tipo de cosas representen una mosca en la sopa de los que dominan o más bien nos tienen convencidos que dominan el mundo. Puede que sí, puede que no, pero también puede que a fuerza de instante a instante ganado a la barbarie, las distintas formas de arte, la ciencia, el diario caminar del honesto, lleven el mundo a un mejor andar. Arriendo entonces una vez más mi conciencia y la dejo al libre trajinar del optimismo...para bien o para mal, ha servido, ¿porqué no habría de hacerlo una vez más?

Esa pregunta me lleva entonces a la otra parte de esta entrada...lo increíblemente fácil que es abstraerse de todo lo que te ata en la rutina. En días pasados me animé a participar en un grupo de caminantes y ha sido genial a pesar de las madrugadas bestiales del domingo. A pocas horas y kilómetros de mi amada Bucaramanga, se puede acceder a cañones inmensos, bosques secos o impresionantemente húmedos, cascadas con aguas prístinas, en fin; todo un sin fin de experiencias que están al alcance de la mano de cualquiera y simplemente no se valoran. En una de esas caminatas (en medio de lo insolado que andaba jaja) me percaté de algo que como citadino se da ya por perdido: el silencio. Ese verdadero e irrepetible instante en el que no oyes mayor cosa y se magnifican los detalles más insignificantes como el crujir de una hoja o el transitar de un viento cansino. En la simpleza de esos detalles es que creo está la fortaleza que nos ha mantenido como especie; no la ambición ni tampoco la energía más bárbara...es el poder de contemplación el que nos ha conducido a las grandes metas...A descender de un árbol para enfrentar la sabana, a atravesar estrechos impensables, a buscar la verdad de nuestro origen en las estrellas...y porque no, a banjear y ser felices al hacerlo...enfocar y desenfocar, querido lector.


Cascada del Indio (Vereda San Pedro de La Tigra/El Playón, Santander)

domingo, 3 de agosto de 2014

Crónicas banjeras (Urbino-Budapest-Bologna)


A diferencia del viaje a Barcelona hace ya casi un año (como pasa el tiempo!), este viaje a Europa no tenía claro un evento o un concierto en particular. Simplemente me parecía que 17 días por fuera era demasiado tiempo de no práctica, por lo que Sussie aceptó sin remilgos una nueva oferta de viaje.

Pensándolo bien, a veces fue una buena y una mala idea haberla llevado...Mala porque a diferencia del viaje a Barcelona, esta vez anduve mochileando por varios lados (Madrid, Bologna, Pessaro, Urbino, Munich, Budapest) por lo que la cargada del banjo no fue precisamente cómoda. Igualmente, aunque el estuche de viaje ha demostrado ser a prueba de balas no dejaba de ser angustiante colocarlo en los portaequipajes y que inmediatamente después llegara alguien con una maleta inmensa y la colocara sin asco dentro del mismo espacio!!..más de una vez estuve en esos vuelos echando camándula para que no le hubiera pasado nada malo. 


El motivo del viaje fue este increíble curso con los bichines con los que trabajo.

No sé muy bien como explicar porque fue buena la idea de llevarlo. Tal vez fue el vivir todas estas experiencias de estar en un sitio soñado, de conocer gente de otras culturas, en fin; el de sentirse completamente ajeno en un sitio. Alguna vez, un amigo músico me decía que llegaría el momento en que sentiría el banjo (si era juicioso estudiando jeje) como una extensión más de mi cuerpo y que la necesidad de practicarlo y transmitir emociones con este sería tan elemental como el cepillarse los dientes o comer. Y es cierto, mirar transcurrir el Danubio a lo largo del Puente de Piedra en Budapest (el de los leones), pasar cerca de un acueducto romano en Gubbio, mirar una función de El Artista en un festival de cine en Bologna, son experiencias que tenía que vivir con mi querido banjo cerca, es algo que las hizo más especiales.

Por ende este fue un viaje con experiencias no tan propiamente banjeras, sino que fueron más bien una colección de pequeñas postales musicales que vale la pena compartir...disfruten!


Entre el montón de partidos que alcancé a ver del mundial, tres eventos eventos alcancé a disfrutar en el bonito pueblo de Urbino. De estos, un buen toque de blues mientras se llenaba el café por un partido de Italia (el único que ganaron jeje).



Por este pequeño parque se podía llegar a la casa donde creció Franz Liszt.


La ida a la Opera de Budapest fue casi por azar. Si bien era una experiencia que no descartaba en un sitio tan increíblemente como esa ciudad, la verdad pensé que la entrada a una función sería muy costosa. Por suerte, cuando iba de salida ya me dio por averiguar y para suerte mía coincidí con la temporada y mejor aún, con unos precios amigables jeje. La función a la que asistí era Iphigénia en Tauride del compositor Christoph Gluck y valió cada peso, espectacular!


A pesar de lo "festivo" de mi expresión, si estaba muy embobado con lo espectacular de la vista cerca a los Montes Buda.


En el distrito de Buda, cerca a la Catedral de San Matías (Primer rey de los Húngaros), me topé con este sitio...desafortunadamente hay demasiados museos en esa ciudad y me embolaté para volver allá (el día de la foto era un lunes).


Si bien no practiqué como hubiera querido (DEBIERA!!) en Budapest, esta practica fue particularmente buena a pesar del gélido día que hizo esa mañana en el Parque Central...es curioso, entre más tullido y me tenga que esforzar para combatir la tembladera, mejor suenan los temas.

En general, si bien lo había dicho ya, es genial sentir como un bicho tan raro como el banjo es mirado con una óptica distinta cruzando el charco...el oficial de inmigración en el aeropuerto de Bologna, el pasajero del metro en Budapest, el taxista madruagdor en Bologna de nuevo, el padre con el niño en Budapest, en general; perciben con curiosidad y porque no respeto, el que alguien quiera transmitir o expresar una idea en algo aparentemente ruidoso (bueno, lo es!, que le hacemos) como el banjo...por estos lados, aún se siente algo la ironía y la burla, pero ya el tiempo demostrará que un banjo por la tierrita puede ser más que "Dueling Banjos" y "The Beverly Hillbillies"...por ahora solo queda el mensaje de que las historias por contar están en todas partes; donde uno esté dispuesto a narrarlas. Como en la casa, donde a mi regreso me esperaba cierto amigo...pero esa ya es otra historia!.


La próxima entrada es sobre este amigo...

domingo, 20 de julio de 2014

Crear


Ya se volvió una especie de muletilla el escribir "hace un buen tiempo que no escribía una entrada..", pero supongo que eso parte de la dinámica de administrar un blog. A veces no se dispone de suficiente tiempo para trabajar una idea (créame amigo lector, hay varias en capilla), y es en parte cierto ya que el equipo donde escribo estas notas, también es el de mi trabajo así que el dilema trabajo-banjo hace una nueva aparición. En parte, el silencio de estas semanas obedeció a un muy largo viaje a Europa, lo cual me tuvo centrado en otras vivencias y experiencias..de eso ya sabré contar algunas cosas pronto.

Sin embargo, como suele pasar con algunas de mis entradas la forma que llego a ellas es en parte fortuita. Buscando el impulso para escribir sobre lo vivido en el viaje o también sobre "cierto amigo" que llego a la casa (ya sabrán!), apareció ayer en un taller, un tema que siempre me ha llamado la atención y al que he tratado de abordar de distintas formas con moderado éxito: la creatividad en la música. Es inevitable pensar en la música como un arte (de muchos, claro) que tiene la particular relevancia de despertar sentimientos, recuerdos, etc a través de una experiencia sensorial como la audición (guau!! que descubrimiento ja). Sin embargo, desde el punto de vista del músico y el melómano creo que se alcanza un punto en el que se adentra la increíble capacidad de racionamiento del humano (suena raro la echada de flores con las burradas que se andan haciendo ahorita en Medio Oriente y Ucrania...el apunte político). En si, despedazamos la música, la desarmamos a expensas de lo que nos gusta (un estribillo, una frase, el intro, etc) y al principio sin pensarlo y al el tiempo con experiencia, buscamos replicar esa experiencia o en su defecto encontramos la forma de emular esos sentimientos a través de nuestras propias herramientas...ahí es cuando surge la verdadera dimensión de la composición (creo yo) y se siguen expandiendo los limites de la música.

¿Para que toda esta carreta, entonces? Porque en este proceso banjero siempre me ha parecido llamativo el hecho de que en mis etapas más tempranas de aprendizaje "(la prehistoria banjera"), el proceso creativo era por así decirlo activo y accidental. Por poner un ejemplo (si bien les comparto, todos los vídeos), el último "estudio pequeño para banjo" (Los caídos, tramador el nombre ja) surgió de un pequeño espacio de desparche mientras practicaba una ejercicio en Am de uno de los tutoriales que más me gustan...estaba haciendo lo que NO se debería hacer practicando: hablando con mi papá en la sala mientras esperábamos el almuerzo del domingo y el veía un partido!. Pero aún así, ahí salio esa idea y desde el momento que escuche los primeros dos compases que se me ocurrieron, pensé "severo!, pinta vacana esa idea". Y así fue, sin temor a equivocarme creo que es lo más bonito y mejor armado "musicalmente" que he compuesto en mi carrera como "compositor" jeje. Es más; hace mucho tiempo no miraba el vídeo y me sigue pareciendo interesante como idea a pesar de los errores en el tempo (fue hace ya casi dos años!). Lo otro curioso es que hace unos días también comprobé una premisa muy común en la composición y es que inevitablemente se repiten ideas o conceptos de otros temas que a su vez han usado (suena feo, fusilar jaja) ideas de otros temas previos. Para "Los Caídos" es posible hacer un paralelo con el tema central de Game of Thrones del compositor alemán-iraní Ramin Djawadi. Obviamente, mis conocimientos no se prestan para haber "simulado" el tema a conciencia si no que fue algo más subconsciente. Dio la casualidad, que en esas semanas había escuchado una versión en banjo de ese tema y que me había gustado mucho (comparto el vídeo de Mike Moss que fue el que escuché primero). Actualmente, del tema hay un montón de versiones en banjo así que los invito a que las miren por Internet. He ahí entonces, como de un intro pequeño y un ejercicio practicado aleatoriamente salió el hasta ahora mi magnum opus.


Estudio pequeño para banjo 1 "Carrera al panal"


Estudios pequeños para banjo 2 y 3 "Codicia", "Cabalgando en G"


Estudio pequeño para banjo 4 "Noche nublada"


Estudio pequeño para banjo 5 "La Distancia"




Estudio pequeño para banjo 6 "Los Caídos"


Esta era la idea original...¿correctamente interpretada? La verdad hay cosas que aún no las siento funcionales.


La versión del banjista Mike Moss

Cuando pongo todo esto en perspectiva; los otros estudios previos digamos que tuvieron un proceso más normal de generación: pensé en un concepto a trabajar (una progresión de acordes, una tonalidad, un arpegio) y partí de ahí hacia un tema, respetando las normas y procedimientos de composición que conocía en ese punto (métrica, funciones de los acordes, etc) y pues sentido común (lo que esta mal armado, suena muy feo!). El rollo es que desde "Los Caídos" he sido incapaz de desarrollar una nueva idea, teniendo probablemente el triple de herramientas y conceptos que en esa época. No sin algo de quebraderos de cabeza, mis conceptos de armonía han mejorado mucho y ciertamente mi oído y métrica han mejorado (creo!!).  La explicación que suelo darle a esa "inercia" creativa creo que obedece a la forma tan analítica que suelo ver la música, producto a su vez de mi formación académica tan ñoña jaja. Lejos de abrirme las puertas a la composición más variopinta y chiflada, el tener tantos conceptos en la cabeza me ha llenado de aprensiones hacia los recursos que ahora tengo..."esa nota no, porque no suena bien en esa tonalidad, etc" pero realmente no estoy escuchando!! he ahí el rollo y esa es el nuevo reto con esta parte de componer: romper esos miedos y componer a gusto y satisfacción de lo que yo esté sintiendo en ese momento y utilizar estos nuevos conocimientos para potenciar y enriquecer la pieza...de nuevo, una idea para nada nueva en un músico pero algo que suele olvidarse en este, el arte más bonito que hay.

Pronto, nuevos estudios pequeños!!

lunes, 2 de junio de 2014

Crónicas banjeras (Barcelona Parte 2)

Si bien el concierto en el congreso fue el plato fuerte y loco de esta experiencia por Barcelona, no significa que no hayan sucedido otras cosas que no valieran la pena contar. En realidad, este viaje fue una oportunidad única donde viví experiencias de todo tipo y las cuales con seguridad seguiré atesorando por mucho tiempo.

El viaje de Barcelona contempló diez días mal contados de turismo, ñoñera y música, de la cual obviamente empezaré a contarles. Dos días antes del viaje, en la escuela me prendieron el bombillo al sugerirme que esta era una oportunidad para aprovechar dos cosas ya obvias en una ciudad como Barcelona: 1) asistir a un evento de jazz comprobando como era la movida cultural allá y 2) probar suerte buscando un auténtico banjista. Pues bien, la primera parte fue relativamente fácil ya que buscando por Internet dimos con un concierto preciso para los días que era el viaje. 


Parte del escenario en Jamboree...el sitio por ser una gruta es algo oscuro, así que no se prestó para la cámara que llevaba conmigo ese día.

El concierto fue en Jamboree Jazz Club, un sitio que verdaderamente recomiendo para todo aquel que visite Barcelona (queda por Plaça Reial). El grupo a cargo de ese día era liderado por la cantante francesa Laïka Fatien y consistió en un tributo a Billie Holliday. El sitio es genial, como una especie de gruta, así que los músicos sonaron genial y el público fue increíblemente respetuoso y entusiasta. Una experiencia espectacular sin lugar a dudas por la atmósfera que se respiraba y espero sea repetible en una próxima ida a Barcelona…hasta quien quita que vuelva pero a tocar jeje. 

La segunda parte cerró con broche de oro lo que fueron estas vivencias allá, ya que todo se gestó para que sucediera el último día. Estando aún en Colombia alcance a contactarme con el banjista catalán Lluís Gómez, el cual muy amablemente aceptó mi “invitación” de ser su alumno por un día. La experiencia si bien no fue como la imaginaba al principio (llegue tarde porque me perdí…raro jaja) fue muy agradable ya que fue la primera vez que pude interactuar con un verdadero banjista, compartir impresiones, consejos y sobre todo ese amor por el banjo que solo lo entienden aquellos que lo tocan y no dejan de hacerlo nunca. Igualmente, fue curioso porque tuve la oportunidad (jaja por incumplido, claro) de asistir en calidad de espectador a la clase que Lluís tenía agendada. Ver esa interacción maestro-alumno fue algo muy bonito porque si bien la dinámica es muy similar a la de otros instrumentos musicales, es genial ver algo que tan difícilmente he experimentado acá en Colombia. Ojalá algún día pueda tener esa oportunidad de ser el alumno gomoso.


Muy gentilmente, alumna y maestro posaron para el blog.

Una vez terminada esa clase, Lluís me obsequió parte de sus trabajos discográficos (que por cierto son geniales!) y partí rumbo a Barcelona a hacer las tradicionales compras de última hora (el mal de todo turista jaja). Fue en algún punto de Las Ramblas que con Wilmer (créditos para el compadre que me dio posada esos días) dimos con un almacén de música donde compré dos libros para banjo (por casualidad el método para banjo de Lluís!!, el único que existe en español) y casi por casualidad (como muchas cosas en la vida) me topé con el banjo más bonito que tengo jeje, comparto foto...



En general yo creo que todas estas vivencias me mostraron lo plastificado, policromado, acartonado, polimerizado (en fin, puedo seguir un buen rato) que puede ser la vida de acuerdo a las circunstancias que la sociedad te impone a través del trabajo, la rutina, el sentirse parte de un grupo etc. Lo llamativo de eso es que así como es terriblemente fácil sucumbir a eso, es también muy fácil abstraerse de el "lado oscuro". El concierto, los paisajes visto, los "correfocs", mi primera clase, este pequeño banjo; son pequeñas cosas que te muestran como salir de un golpe de lo que la sociedad te impone como felicidad y se convierta más bien en lo que YO veo es la felicidad.


Recientemente Lluís sacó un nuevo trabajo discográfico (Más en http://www.lluisgomez.com/LLUIS_GOMEZ/LLUIS_GOMEZ.html)

Pronto (bueno, me casi un año escribiendo esto jaja) más crónicas banjeras ya que se viene un nuevo viaje en pocos días!.



domingo, 4 de mayo de 2014

En el diván

En todo proceso de aprendizaje siempre he pensado que las analogías afloran o para darnos moral o para atormentarnos dependiendo de qué lado de la cama nos hayamos levantado al momento de recurrir a ellas. Igualmente, son una buena forma de justificar una ida al siquiatra, tomar un par de polas o mirar un paisaje de forma pensativa. Todas estas opciones de una forma u otra han aparecido en estos días de conciertos (no míos, claro jaja), viajes, vídeos y montones de horas de práctica, las cuales a su vez me llevaron a esta entrada “autobiográfica”.


Este viene siendo el último vídeo que he grabado en esta mal llamada era de los vídeos. Por ahora seguiré concentrado en otros aspectos ya en la era de la técnica.

Juemadre, que si es fregado aprender a tocar!!! Es un proceso que a veces uno siente que es tan jodidamente ingrato; como si la tenacidad, la constancia, la paciencia fueran solo palabras bonitas que adornan un diccionario y hacen sentir más inteligentes a las personas que se pavonean al decirlas o sentirlas. Es un proceso de dos caras: la jodida y la re-jodida!. Hablemos de la jodida entonces…en estos días he tenido la buena fortuna de asistir a muchos conciertos y escuchar y ver lo increíblemente genial que es transmitir emociones desde la música (es que hasta la mala lo hace!). Todo se ve simple, al alcance de la mano: las progresiones en los acordes, la improvisación, el acompañamiento, la digitación, etc. etc., pero que lo siento a años luz, a cientos de kilómetros dentro de la tierra, literalmente a veinte mil leguas de viaje submarino como con Verne. Y eso es increíblemente frustrante, atortolante, arrollador, una suerte de impotencia que te sobrecoge y solo te suelta para volverte a aporrear. El ver músicos talentosos, virtuosos, decididos (o todas estas al tiempo) que pasen junto a mí y me vean haciendo escalas, repitiendo ejercicios de digitación, tratando de sacar a oído tres pinches notas seguidas de una melodía es una cosa jodidamente difícil de explicar; y es ahí donde vienen las benditas analogías jeje: es como ver un grupo de atletas que entrenan para un torneo de triatlón mientras el culigado cubierto de bloqueador solar (adivinen quien) juega con tres cubos para arena porque le tiene miedo a las olas. El niño juega, feliz de su ignorancia, mientras los adultos de vez en cuando lo miran de reojo con condescendencia y porque no, lástima. Es el andar desprevenido por el parque del anciano cacreto al que le dio por hacerlo cuando toda su vida se la pasó metido en una oficina de contadores, mientras a su lado pasa nuevamente el grupo de atletas (que cosas, los mismos del triatlón) con paso firme, seguros de que solo con trabajo duro han llegado al nivel que tienen. Después de todo, que gracia tiene hacer algo, si no se puede dar ya el máximo, dicen ellos. Ahí es entonces cuando llego a preguntarme (ja!, seguro que a algún desprevenido leyendo esto le ha pasado): ¿realmente vale la pena lo que estoy haciendo?, ¿voy a algún lado con el banjo? (cambiando el instrumento y/o actividad). Es inevitable pensar que empecé tarde con esta goma, que tal vez los años (y los dedos) no me alcancen para tocar todo lo que quisiera con el banjo. Es inevitable a veces sentir esto como un esfuerzo ridículo, ingenuo, tonto, vano al final de todo. Dominar un instrumento es algo que definitivamente te toma toda la vida y no hay garantía de lograrlo. Entonces surgen más preguntas ¿Por qué me dio por tocar algo que no toca nadie? ¿Si hubiera alguien, realmente daría la talla? ¿Será que con otro instrumento si podría hacerlo?. 

En fin son muchas preguntas. Mirar a veces la postura tan horrible de la mano izquierda es más doloroso que el malestar físico que pudiera aparecer por tensión. Tal vez es doloroso porque es algo que está ahí como una carga diciéndote “chambón, machaco, porque no es capaz de hacerlo como los otros”. El niño ingenuo, el viejo cacreto, el príncipe idiota, el invidente urgido de lazarillo, etc. etc., las sensaciones lo amodorran a uno y se entra a mirar todo en perspectiva. Es cierto, ya quedo atrás la primera “era” del banjo: la era de la ingenuidad; aquella donde no sabía que la quinta cuerda se afinaba una octava más arriba que la tercera, aquella donde los dedos se cansaban “misteriosamente” después de haber pulsado las cuerdas por 30 minutos como si se estuviera colgado de un precipicio, aquella donde la palabra intervalo generaba física vergüenza por la ignorancia, aquella donde poder leer y tocar de una partitura la melodía (medianamente bien) me mandaba a la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Hace poco más de un año, sin saberlo llegue a lo que denomino la era de los vídeos; aquella donde tocaba o al menos trataba y me cansaba al poco tiempo, todo lo que se atravesara a mi paso o se me antojara…fue la era de los temas populares, los ejercicios, temas propios y geniales del banjo clásico e incluso, mis primeras y únicas composiciones. Fue la era donde los dedos querían ir cada vez más rápido, donde aparecieron las figuras rítmicas (tresillos, sincopas, tímidamente las figuras con semicorcheas), donde empecé a perder el miedo y sobre todo ese sentido bobo de la vergüenza y me anime a compartir mis locuras banjeras. Ahora que pienso en perspectiva su punto más alto estuvo en algún momento entre el concierto en Barcelona y los primeros vídeos en Firavitoba.


Cuando aún eran pocos los libros de la banjoteca.

En ese punto fue que sin haberla buscado (tal vez por ignorancia), llegue y estaré en la era de la técnica, donde TODO lo empecé a ver con una perspectiva distinta, tal vez ya tarde quien sabe, pero es la que me ha llevado a escribir estas no tan breves líneas. El profesor más despiadado que puede haber en este aprendizaje es uno mismo, ya que resaltar los dedos en posturas inadecuadas, comprobar que el oído aún dista de reconocer mucho, recalcar que necesitas practicar ya, ya y ya!! es función de ese maestro nazi llamado German. Es entonces el alumno German el que se abate cuando siente que no va para ningún lado, que todo el esfuerzo de estos años no pareciera dar frutos, que los problemas ya impuestos no se resolverán nunca, que este asunto de respeto y admiración con el banjo no se podrá alcanzar jamás…en fin, que nada es más fácil y práctico que echar todo a la mierda y dedicarse a lo poco que se aprendió en la vida…

¿Saben que es lo curioso?, que como contaba al principio, todo esto era la parte jodida del asunto. Lo re-jodido de la condición humana es que a veces por más que te aplastan, te humillan, te atacan, te menosprecian, nos mantenemos a flote y peleamos a veces con una terquedad que ya es instintiva, irracional. Lo re-jodido es que a pesar de que vea con admiración, porque no envidia y ambición a alguien haciendo un solo, improvisando, componiendo música; es que solo quiera practicar como una bestia no importa lo que salga. No me importa entonces que le pueda parecer ridículo a la gente la locura de aprender a tocar un banjo a mi edad (cierto), no me importa que a veces los dedos, la cabeza, el oído (que se yo) no me respondan de la forma que quisiera (cierto), no me importa que lleve ya tantos años esforzándome y aun aparentemente no haga mayor cosa (cierto?). Lo que si me importa es que haber tomado este camino de insuperables obstáculos es probablemente la decisión que mayores alegrías me ha traído la vida. Esa es la lección con la que siempre me levanta el maestro nazi después de zarandearme. Por esto, y otras razones que se me escapan en estos momentos, es que seguiré luchando por ser el banjista que quiero ser, hasta que unos dedos artríticos y chuecos me digan no más y…me dedique de lleno a componer para mi amado instrumento jeje. La vida es eso, sacrificio, alegrías, constancia, amar, coraje y porque no, un nuevo sinónimo: banjear.


Con este vídeo de Rob Mackillop se podría decir que empezó oficialmente mi recorrer banjero. Gracias este ejercicio corto fue que pensé “eso es lo que quiero hacer con el banjo”…de eso, ya más de 3 años.

domingo, 13 de abril de 2014

De Rusia con amor

No me considero una persona política y más en este país de culebreros donde cualquiera (y es cualquiera!) con una mínima dosis de carreta o rosca alcanza una posición de poder y desde ahí hace y deshace. Por ende, ni como universitario ni ahora como profesional, ni mucho menos como banjero me ha parecido un ejercicio practico comentar o criticar algún hecho relacionado con la política...ya hay mucha gente en el mundo que hace las cosas más crueles y literalmente se mata por eso. De mi parte me conformo con obrar en el sentido que considere es bueno (y eso es relativo, ¿porque que es hacer algo bueno después de todo?) y tratar de transmitir esas acciones que a mi criterio son buenas. Son probablemente actos insignificantes en este mar de mezquindad, pero el tiempo a veces muestra que esas pequeñas cosas transforman las sociedades o bueno, se las termina de cagar jeje, en fin, fueron mis cinco minutos de reflexión.

Con este rollo de Rusia y Ucrania, se me vinieron a la mente un montón de recuerdos musicales cortos que quisiera compartir y que vienen de las estepas jeje.

Dentro de los recuerdos más antiguos que tengo de música rusa están las Danzas Polovetsianas de Borodin y el tema tradicional Kalinka. Mi papá adora las películas con temas rusos (música, espías, etc.) por lo que la primera creo haberla escuchado en la película Octubre Rojo, mientras que Kalinka con seguridad está en alguno de los montones de casetes que mi papá fue acumulando durante los años...escuchar música de mi papá (es el tipo más variado del planeta con la música jeje) era casi un ritual todos los domingo mientras lee periódico o pinta, tanto que con seguridad este fin de semana lo volverá a hacer en Boyacá.



Y para variar, no tuve forma de colgar la versión de Kalinka que más me ha gustado de las que he visto por Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=DLeuMzlTamU&list=UUt-667ns7gmi7VNRRjjVrYg). Si les fascina el sonido del ukelele tanto como a mí les recomiendo mucho los vídeos de este alemán (gran sonido e interpretación)

привет, fue la primera palabra que vi escrita en ruso cuando estando por tercer semestre en la universidad se me metió el gusanito de aprender el idioma...hoy ya un montón de años después de ese día mi nivel de ruso es paupérrimo jeje pero el cariño que le tengo a su cultura y al idioma solo han crecido más. Estando precisamente en esas clases fue que escuche por primera vez (completa) a Pedro y El Lobo de Prokofiev. Esa vez tuve que aprenderme en tiempo relámpago (fue una época medio vagales e inconstante de mi vida) su biografía y la mecánica de la pieza. Es desde esa tarde en el auditorio de la Facultad de Ciencias de la UNAL, que Pedro y el lobo van conmigo en el pensamiento.


Soy aún muy biche en conocimiento de piezas por la que voy a mencionar es más bien reciente dentro de mi memoteca jeje. La Gran Puerta de Kiev (o sus distintos nombres) de "Cuadros de una Exposición" de Mussorgski la escuche casi por azar en un CD que compila lo "mejor" (jaja nuevamente entra lo relativo en esta entrada) de la música clásica por épocas. Si bien me gustó mucho la versión original tengo que reconocer que la orquestación de Ravel es espectacular! Punto entonces para los CDS compilatorios por culturizarme de a poco jeje.


Finalmente, viene a mi mente un recital que se hizo de homenaje a una profesora de piano mientras me encontraba por Medellín hace ya 4 años. Allí, uno de sus compañeros de la universidad tocó el Preludio en C# de Rachmaninoff (en wikipedia pueden escuchar la pieza interpretada por el mismo compositor). Que puedo decir, me gustan las piezas oscuras, y esto es de lo más oscuro que he escuchado en la vida!, lo tiene todo; una especie de maldad (jaja si aplica decir eso) y desesperanza pero al mismo tiempo es increíblemente agresiva y expresiva...nuevamente, genial! y aparece en mi cabeza cuando quiere jeje.




Lo sé amigo, odiaste esa pieza con el tiempo porque todo el mundo la pedía en los conciertos, pero que le hacemos, es genial!

En fin, toda compilación tiene omisiones terribles (Rimsky-Korsakov, Tchaikovsky, Shostakovich, Stravinsky, Scriabin, etc) pero no quería hacer una entrada horriblemente larga y si!!! es un blog de banjo después de todo. ¿Que pasó entonces con este? No en vano terminé con el preludio, ya que dejé para el final este curioso ragtime que compusieron precisamente basados en la pieza de nuestro amigo ruso. El hecho de que a alguien se le hubiera pasado por la cabeza un banjo, solo comprueba lo inmensamente popular que alcanzo a ser esa pieza para la gente. Disfruten!



Russian Rag de George L. Cobb. Les recomiendo una versión en vivo del banjista francés Marc Dalmasso.

domingo, 16 de marzo de 2014

Banjo sinfónico (Parte 2)

Escenas del capítulo anterior: Bela Fleck estrenó un arreglo sinfónico para banjo, eché cabeza y empecé a colectar experimentos "sinfónicos" que conocía o similares con el banjo..caso 1: el aparte de banjo en Rapsodia en Blues de Gershwin. 

Efectivamente este no fue el único experimento de esa época y tras una consulta breve por Naxos (y los invito a que exploren esta increíble pagina por si no la conocen), al menos un CD compila algunas piezas adicionales de los años 20 y 30. No todas incluyen el banjo, pero son un buen reflejo del interés por experimentar con el jazz y el blues. De este CD y bueno de esa época; son particularmente llamativas las piezas compuestas por J.P. Johnson y William Grant Hill (el primer compositor afro-americano tomado seriamente en cuenta) y "Suite for banjo and orchestra" compuesta e interpretada por el banjista Harry F. Reser (1896-1965) quien es considerado uno de los banjistas más importantes de esa época (su especialidad era el banjo tenor). Si tienen oportunidad de escuchar esta pieza (son tres "movimientos"), notarán que es bastante compleja de interpretar...sería genial escucharla en vivo algún día.

Las piezas que presentan instrumentación de banjo corresponden a las de Gershwin y Reser. Dado que tal vez estas piezas no son tan conocidas para el escucha desparchado, comparto algunos vídeos de presentaciones en vivo. Hay que probar estas piezas por estas tierras!.



Si bien fue compuesta por Johnson (conocido de Gershwin), la orquestación fue efectuada por el compositor afro-americano William Grant Hill. Esta pieza fue inmensamente popular al momento de su aparición y fue utilizada parcialmente en varias películas.



De esta pieza, fue muy popular su tercer movimiento y  a lo largo de la misma integró elementos de blues y "spirituals" en cada sección. Desafortunadamente, el fuerte entorno de racismo (bueno y sigue en parte todavía) impidió que las obras de William Grant Hill no tuvieran el reconocimiento que merecen por su originalidad. En el vídeo para variar quedaron debiendo al banjista, pero de acuerdo a lo que pude averiguar corresponde a un banjo tenor.

Pero bueno, estos fueron los experimentos que se hicieron en Norteamérica; ¿que pasó con Europa?. Hasta el momento (por si hay más casos) solo puedo hablar de Dimitri Shostakovich. Estando en Rusia aún, Shostakovich eventualmente se contagió de esta nueva corriente que surgía del jazz y en parte por encargo, compuso en los años 30, dos piezas con elementos de jazz: Suite for jazz orchestra No. 1, No. 2.  La primera consta de tres movimientos y es particularmente recordada por el aparte de la guitarra hawaiana, el cual mucha gente piensa que corresponde al del banjo. En realidad, así como en las otras piezas discutidas, este se limita al "acompañamiento" rítmico y probablemente correspondía a un banjo tenor. Con la segunda suite sucedió que durante más de 60 años se consideró como la ahora llamada Suite for a variety orchestra la cual consta de 8 movimientos y fue compuesta en los cincuenta. Su concierto de estreno en el occidente trajo consigo la mal-interpretación de que esta pieza correspondía a la segunda parte de la suite compuesta por Shostakovich. Eventualmente, la suite original (que ya había sido interpretada en los años 30) fue descubierta parcialmente (solo se recuperó la partitura del piano) y fue nuevamente arreglada para orquesta por el compositor británico Gerard Mcburney. Sin más preámbulos, comparto las dos suites donde si aparece el banjo e igualmente la genial Suite for a variety orchestra.



Ya que esta de moda Ucrania...una interpretación de parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de Ucrania. Es genial escuchar como se mezclan elementos de un lado y otro del Atlántico.

Por alguna razón, blogger no me dejó cargar bien el vídeo...de tal forma que me tocó ponerlo así. Solo hay un vídeo por youtube ya que solo hasta hace unos pocos años la obra fue "estrenada".




Una de tantas interpretaciones de esta pieza. Probablemente ya muchos habrán escuchado que el séptimo movimiento (Waltz 2) fue utilizado en la última película de Stanley Kubrick.

Los locos años 30 pasaron y la música sinfónica como es bien sabido fue cogiendo matices nuevos y probando todo tipo de sonoridades en los instrumentos. Es en ese punto donde alcanzo a citar dos casos donde el banjo hizo parte de esos experimentos. La primera pieza corresponde a la Sinfonía No. 6 del compositor alemán Hans Werner Henze. Compuesta en 1969 y revisada en 1994 fue una pieza compuesta de tres partes, donde en un aparte basado en un canto del Frente de Liberación de Vietnam (el célebre Viet Cong), hace su aparición el banjo. Comparto los links con las tres partes, probablemente de la versión revisada. Es factible que el banjo ya no aparezca en esta versión (al menos no lo escuché) por lo que no deja de ser llamativo la posibilidad de imaginarse un banjista en un sitio como Cuba (el lugar del estreno...Henze era un compositor con una fuerte militancia socialista).


A veces editar cosas en blogger puede ser un completo karma!!!. Me fue virtualmente imposible cargar los otros vídeos y enlaces de esta pieza, pero siguiendo al que compartí pueden acceder a los otros tres (la primera parte esta segmentada en dos).

La siguiente pieza que comparto probablemente corresponde a la primera que conocí después de una pregunta que rondó mi cabeza cuando ya la goma banjera era enorme ¿hay piezas de banjo en formato sinfónico?. Nuevamente gracias a Naxos y a los amigos de Wikipedia dí con "Night of the four moons" del compositor norteamericano George Crumb. Usando apartes del poema "Murió el amanecer" de Federico García Lorca, fue compuesta en 1969 como una pieza incidental, ya que hace referencia a la llegada del Apolo 11 a la luna. Igualmente, para los que no la conocen y porque no todo puede ser banjo en este blog (jeje), les comparto el poema y de paso una interpretación de la pieza.

Murió el amanecer
 (Federico García Lorca)

Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
con una sola sombra
y un solo pájaro. 

Busco en mi carne las
huellas de tus labios.
El manantial besa al viento
sin tocarlo. 

Llevo el No que me diste,
en la palma de la mano,
como un limón de cera
casi blanco. 

Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
En la punta de una aguja,
está mi amor ¡girando! 


Hay otra interpretación de este tema en youtube y en general si hay variaciones con la grabación que se puede escuchar por Naxos...independiente de eso, bueno; es música contemporánea así que si puede resultar raro de escuchar...un poco de paciencia.

Finalmente, este extenso recital banjero termina con una pequeña pieza compuesta para el videojuego Banjo & Kazooie. El compositor es el británico Grant Kirkhope y en este vídeo es interpretada por The Gamer Symphony Orchestra, un grupo de músicos aficionados de la Universidad de Maryland.


Fue genial haberme topado al final con esta pieza, que no deja de resultar curiosa; aunque algo cliché con lo que puede dar el banjo como instrumento.

En conclusión, lejos de ser una entrada sencilla como me imaginaba cuando pensé en esta idea, esta pequeña "investigación" muestra que han habido varios intentos por probar el banjo dentro del formato sinfónico. Es cuestión de escarbar un poco y desempolvar aquí y allá (adelanto, hay una pieza del compositor japonés Jo Kondo llamada "Sight Rhythmics"). Obviamente su repertorio es infinitamente pequeño en comparación con otros instrumentos, pero al mismo tiempo se convierte en una invitación a músicos, melómanos, locos en general; para que vean en el banjo una posibilidad de expandir nuestros horizontes musicales. Igualmente, espero sea la oportunidad para conocer piezas nuevas que tal vez no conozca y haya omitido en estas dos entradas...sea entonces una buena excusa para una nueva entrada de "banjo sinfónico" si lo amerita.