domingo, 1 de diciembre de 2019

El que peca y reza


"El que peca y reza, empata" ¡Ojalá fuera así el dicho con el volver a practicar! La realidad obviamente es distinta, no al punto de decir que es cruel, o tampoco decir que no ha pasado nada. Es cierto que el dejar de practicar no perdona, principalmente en los dedos, y al comienzo, sobre todo al comienzo, las rutinas más básicas, los elementos que se percibían como naturales, ya no lo son, e inevitablemente queda, o aparece, un sabor que podría definirse como amargo; la amargura de la derrota poniéndolo en un tono melodramático.

Pero ese no es el propósito de esta entrada, era de esperar que tras un par de meses de silencio, forzoso al principio (si bien las causas lo valieron), y producto de un auto-saboteo en los últimos días, las cosas no salieron con el banjo ahora que retomé. Pero de nuevo, no vienen al caso las quejas. Lo que me parece interesante de los regresos, de lo que yo suelo llamar la recuperación tras las recaídas no banjeras, es la forma como con el tiempo he encontrado una metodología propia de recuperación, que con un éxito que podría decir es palpable, me permite llegar (el tiempo sí varía, ya hablaré de eso) a un estado en el que nuevamente me siento cómodo (en el buen sentido de la palabra) con mis progresos y nuevos retos.


Le Déluge (Gustave Doré)

Voy a hablar entonces de cómo lidio con el recuperar el nivel banjero; una serie de "pasos" y aspectos, que si bien no deben ser novedosos, de pronto pueden ser de interés para aquel que se sienta atascado con el instrumento o al borde morir ahogado en un diluvio de frustraciones. 

Aquí van:
  • Aplacar la ansiedad. Creo que es el aspecto que más trabajo me ha costado sortear, cada vez que retomo las prácticas. ¿Por qué digo eso? Básicamente porque soy una persona muy orgullosa, y suelo hacer mucha auto-crítica. Y eso está bien, pero dosificadamente, por lo que en mi caso la mejor forma de controlar esa ansiedad, o dicho de otra forma, la frustración de los primeros compases mal tocados, es entender (así duela el orgullo) que era algo de esperar, pero, que no es un hecho sin solución. Por ende, es cuestión de ser realista con el nivel que se tiene (o que sobrevive) al momento de empezar, pero entender, que dicho nivel volverá, siempre y cuando se tenga presente lo que defino como otro aspecto igual de importante en la rehabilitación: el ritmo.
  • Recuperar el ritmo de trabajo. Sobretodo para el aspecto de la técnica, la práctica hace al maestro. Lo sé, suena muy cliché, pero el agua moja, la vida se acaba, y probablemente nunca toque un reguetón en el banjo; esos también son hechos jajaja. Ahora, a lo que me refiero con recuperar el ritmo de trabajo no es solamente sentarse dos, tres, x cantidad de horas y tocar por tocar, como haciendo sentadillas o darle la vuelta a un estadio, sino más bien al hecho de reconciliarse con la idea de que se está invirtiendo ese tiempo de la vida (nuevamente) para la práctica. Por ende, en mi caso es volver a repasar, de a poco, sin presiones, pero si constantemente, los aspectos que se habían tenido, consolidarlos si están por ahí, recuperarlos si se embolataron. Con la medida del tiempo (y paciencia, de ahí recordar el control de la ansiedad), las prácticas volverán a ser tan dinámicas como uno consideraba antes y seguramente, aparecerán los nuevos retos.
  • Buscar siempre nuevos retos. Hablando de retos. Independiente del nivel en el que me encuentro, por lo menos ahora, siento la necesidad, necesidad positiva, de plantearme retos adicionales a los obvios y lógicos, que son el recuperar el nivel que se tenía en tiempos pasados (aquí sí aplica hasta cierta medida lo de todo tiempo pasado...). Me refiero al hecho de que para plantearse retos no es cuestión de habilidad, sino de imaginación, y pues, también sonando cliché, imaginar es divertido. De tal forma que dentro del espacio que empiezo a recuperar para la práctica, también trato de hacer (ojo, respetando la cuestión de la rutina y el control de la ansiedad), algún tipo de cosa con el banjo que se salga de la rutina y que para fortuna mía, me ha conducido a los experimentos más curiosos. En este blog no lo he referido (aún, ya lo haré), pero por ejemplo hace un tiempo me embarqué en la locura de grabar varios temas, tocando las dos partes del banjo y crear un vídeo de dos banjos al tiempo. Suena algo enredado, pero acá comparto enlace del vídeo. Esta idea surgió sobre el camino, mientras me recuperaba de una recaída previa (jaja lo sé, sueno heroinómano), y me permitió hacer mucho más interesante, más divertido, el proceso de aprendizaje. 
  • Usar de forma inteligente el material de estudio. Cuando se empieza a practicar, inevitablemente uno piensa en todas las piezas y ejercicios que se tocaban antes. Por tal motivo, hay que aprender a dosificar lo que se puede y lo que se debe tocar. En mi caso, suelo darle una importancia adicional al repertorio, que si bien puede sentirse pequeño, es lo que más atesoro; no en vano, constituyen piezas que me llamaron la atención o que en su defecto correspondieron a pruebas superadas tiempo atrás. Por ende al volver, suelo evaluar daños, y tras eso empiezo a mecanizar nuevamente sus pasajes. Esto, claro está de forma inteligente, y ese es el punto, porque en últimas las piezas de repertorio también corresponden a ejercicios de digitación, de armonía y etcétera, para no decir alguna burrada musical jajaja. Es inteligente también no dejar de lado los ejercicios de los tutoriales que nos parezcan interesantes, ya que fueron diseñados para eso. Por ende, repasar un tutorial no es empezar desde la pagina uno hasta la última que veíamos antes de parar, ni tocar los temas aprendidos del más fácil al difícil, sino sortear los aspectos que conlleven esa dosis de reto, diversión y practicidad que buscamos al retomar el instrumento. 
Solo para dejar claro este punto, estos son los evangelios banjeros que utilizo en la actualidad. He hablado de algunos en entradas previas, ya hablaré del resto en su momento...


Los evangelios banjeros, para que difundan su palabra en cinco cuerdas y afinación en Do Mayor

Esos son básicamente los aspectos que trato de tener en cuenta a la hora de recuperar el nivel perdido, y claro está, no representan ni una fórmula mágica, ni es lo único que tengo en cuenta. ¡Carajo!, es que son tantas cosas: trabajar con el metrónomo, la armonía, aspectos de teoría musical, la técnica per se, pero en últimas, a lo que quiero llegar, lo que quiero transmitir para todo aquel que pueda sentirse en un bache como en mi caso (esto, solo cuando recién retomo la práctica), que se enfrenta al dilema de verse a la base de una montaña, arrastrando una roca como Sísifo, es que este proceso de re-aprender NO debe ser algo ni tortuoso, ni exageradamente fácil, es solo un proceso, que por la sumatoria lógica de la constancia y el pasar del tiempo (ambos aspectos, llevados de forma inteligente y realista), se transforma en lo que creíamos imposible a la hora de empezar. Y ojo, no se trata de ser un virtuoso por arte de magia o por la deriva genética, o por unas callos con la aspereza de un costal de fique. Se trata de volver a ser un virtuoso por disfrutar lo que se transmite con el instrumento. 

Por ende, podré pecar y rezar cada cierto con el banjo, pero eso no le quita un ápice a las emociones tan luminosas que siento cada vez que lo toco...Deo volente 


Image result for sistine chapel"


No hay comentarios:

Publicar un comentario