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domingo, 1 de marzo de 2015

¿Y quien dijo miedo?


Es curioso como a veces los retos aparecen de la nada y muchas veces en las condiciones más hostiles y emocionantes. Como comentaba en la entrada anterior, venía de un periodo más bien oscuro en términos banjísticos; el equivalente a una recaída por drogas en un músico talentoso de los años 50, omitiendo claro de parte mía las drogas, el talento y el traje de pana jaja. El caso es que si llevaba un buen tiempo sin practicar y tocar, y antes de "el correo" andaba cabeceando sobre lo que podía ser la "valoración de daños" una vez empezara, respecto a lo que venía practicando con los banjos y lo que tenía ya adquirido.

Digo "el correo" porque fue así, en la mañana de ese miércoles que volvía a practicar, recibí un correo donde me preguntaban si me animaba a ser parte de un concierto didáctico de un compañero de la escuela de música. Esto con motivo de su trabajo de grado: un concierto didáctico donde se ilustraran distintos aspectos del jazz desde sus orígenes fiesteros. Es en los orígenes donde el cliché del banjo (esta vez, convenientemente bien jeje) entra en acción y a falta de más banjistas me preguntaron si me animaba para dentro de dos días tocar. Hasta ahí todo bien, vacano porque no deja de ser chévere que un músico te tenga en cuenta para un toque considerando la poca experiencia que tengo con el banjo y en un escenario, jaja pero ahí es donde recordé "momento!, ¿en dos días?!!". Bueno, ya en la tarde de ese día me explicaron en que consistía mi parte, que básicamente fue acompañar el tema When the saints go marching in al estilo de New Orleans (la onda de Louis Armstrong and his hot five).

  
Basin St Blues, un tema muy conocido de Louis Armstrong and his hot five

El proceso fue el normal considerando mi nivel: conocer y memorizar la armonía, mirar los acordes y la forma de tocarlos, y empezar a practicar el tema tratando de tener en mente el patrón rítmico de como se tocaba y un poco la forma como se hacía (omitiendo el detalle técnico exacto): notas al unísono en una especie de carraspeo (jaja lo advertí, bien informal la cosa...creo que en inglés a eso se refieren como frailing o strumming), preferiblemente hacia la parte superior del parche o el inicio del mástil, para que el sonido fuera más brillante. Cabe mencionar que Sussie no es el banjo apropiado para este estilo, ya que en el formato de New Orleans se acostumbraban usar banjos tenores y tocar con uñas (en esa época a base de carey).


El banjista guerreándola...más bien pensando en no cagarla con los acordes jaja

Pasaron los dos días y llegó el "temido" viernes donde sería el primer simulacro. Todo ese tiempo anduve practicando los benditos acordes, tratando de tener cuidado en particular con la progresión del final. Igualmente, para efectos prácticos no estaba tocando los acordes con séptima que había en la armonía ya que me costaba trabajo la digitación. La gente fue llegando de a poco y una hora antes del concierto, pude saber bien con que músicos iba a tocar. Inicialmente iba a acompañar a Daniel el baterista, un trompetista, un tubista y pare de contar. Pero a último momento (para mí, claro), se sumaron un trombonista y una clarinetista jaja y ahí vino el primer choque!. Si bien, el día anterior habíamos hecho una especie de simulacro con Daniel y el tubista, pronto se me hizo MUY evidente que no tengo experiencia alguna en ensambles...y bueno, es apenas obvio considerando que mi proceso con el banjo ha sido más bien solitario, salvo algunas escaramuzas y "experimentos" en estos años. Vino entonces el primer ensayo y no más fue cuestión de un par de acordes para que me perdiera estrepitosamente y me tocara esperar el comienzo del tema. "Bueno, en la que viene será" y como no, par de acordes y este cristiano otra vez perdido en el tema jaja. Es ahí cuando empieza la mente a susurrarte horrorizada porque no entiende como todas esas horas de práctica repetitiva no se ven reflejadas por ningún lado y solo se ve el embolate del ensayo. Por suerte, en estos casos no hay de otra que dominar esa frustración inicial (y es normal, uno quiere mostrar lo mejor, el agradecer la oportunidad brindada), tratar de buscar una solución y sobre todo entender que un ensamble es algo que implica trabajar en equipo y buscar ayuda si se necesita. En este sentido tengo que agradecer a Oscar, Yevgeniya y a los chicos del ensamble porque me tuvieron paciencia y de a poco me fueron guiando para ubicar lo que hacia en lo que ellos ya dominaban..y bueno, ellos son músicos con mucha más experiencias en estas lides.


Negrura Jazz Band jeje

¿Nervios? Que va!! jaja, nah mentiras, es apenas normal que hubieran nervios, más que todo ansiedad porque empezara la presentación de Daniel y el momento que nos llamaran a tocar (empezábamos nosotros). También era curioso porque de tantos años yendo a conciertos en la escuela y estar como espectador, había llegado la hora de actuar como interprete. Listo, era una parte muy pequeña y que de entrada sabíamos que iba a ser poco escuchada ya que el micrófono del banjo no quiso servir. De igual forma ¿que esperaba?; el ego no me daba nunca para pretender que mi primer concierto en la escuela iba a ser como solista y tocando que se yo, Concierto de Aranjuez jaja. El caso es que la sensación fue genial: intercambiar miradas con los músicos a los que acompañaba, sentir que se podía tener cabeza fría en ese momento (estaba llenísimo el sitio, eso creo) y a pesar de que hubo pifias (inevitable!!), me alegró haber salido avante en esas dos vueltas que dimos con el tema y posteriormente acompañados del pianista. Jaja se que probablemente muy poca gente escuchó lo que hice o les pareció poca cosa, pero para mí fue como subir a un pico largamente anhelado, una bonita experiencia!



Algo que me dio mucha risa es que la configuración parecía mostrarme como el solista...jaja algún día

Pero bueno, este era un partido de dos tiempos y la prueba de fuego era el lunes siguiente en el recital de grado. Como se esperaba, el ensayo del viernes sirvió a todos (especialmente a mí) para evaluar cosas y mejorarlas. En aspectos banjísticos, anduvimos ese fin de semana con Oscar, trabajando la forma de mejorar mi parte, marcando por ejemplo los segundos tiempos en vez del primero (algo que mejoró muchísimo el sonido que se obtenía) y perdiéndole el miedo a los acordes con séptima. Por ende, esos días, a la par de mi práctica usual con los dos chiquillos (y si! a Cletus no se le ha olvidado!), anduve dándole duro al tema buscando con eso aumentar el grado de confianza y no tener tanta ansiedad.


Una cosa curiosa...inicialmente se había decidido que haríamos una vuelta del tema pero por una pequeña confusión se olvidó ese detalle y se hicieron dos...por suerte ahí es donde es clave hacer la del lancero jeje

Lo chévere es que algo que me gusta de la música es que gran parte de las veces, la práctica y el estudio (cuando es ordenado y conciso) llevan a resultados satisfactorios o por lo menos, no tan susceptibles al error. Y ese fue el caso. Para el lunes llegué a las pruebas de sonido, practiqué un poco mi parte, sin afanes, ni presiones y cuando llegó la hora de la verdad, mi parte salió como la había buscado: sin pifias groseras y sobre todo controlando el miedo, que al igual que en Barcelona afloró un poquito mientras tocaba. De ese día me alegra por Daniel que el concierto haya cumplido sus fines didácticos ya que hubo muchas interpretaciones en vivo, y también el hecho de que este reto inesperado que se me atravesó un par de días antes, fue superado con muchas enseñanzas valiosas y quien diría hasta con un pago jeje (mi primer pago!!)

La música es un proceso que te va mostrando sus mecanismos en la medida que estamos dispuestos a entenderlos...definición aséptica típica de alguien que trabaja en ciencias naturales, pero yo creo que como la geología, es algo que te permite ver el mundo y la vida de una forma distinta, porque no, genuina y mágica.


Que buena forma de volver. Misión cumplida!! Tiempo de darbuka!


martes, 18 de febrero de 2014

Cuando los banjos dominaban al mundo!


En la búsqueda de nuevos métodos de banjo por Internet, me topé por accidente con el tema de esta entrada. En general, los libros con los que he venido estudiando son de la época dorada del banjo (1850-1920). Lo sé amigo lector, he mencionado al menos unas cuarenta veces que esa fue la época en que el banjo era increíblemente popular y el instrumento al igual que sus piezas, evolucionaron de una forma particular (el apunte paleo). Luego llegarían su debacle (como estilo clásico) tras el uso definitivo de la guitarra en los ensambles de jazz (la muerte por el lado del dixieland) y su refugio casi restringido en el country y el bluegrass (ok, en la música irlandesa por avatares del destino también hizo su lugar, pero esa es harina de otro costal). Por ende, como buen fenómeno cultural el banjo en su estilo clásico paso a un costado y solo la labor juiciosa de muchos entusiastas (guiño, guiño, nos damos un poco de cepillo jeje) ha permitido que así sea en parte, este estilo no se pierda. Ya el banjo en la música tradicional americana y porque no en el pop, tiene un sitio ganado por su llamativo timbre y claro!! porque sigue siendo cool jeje palabra!.


Cuando pensaba en el nombre de esta entrada fue inevitable recordar la Consagración de la Primavera en la película Fantasia...aclaración; los banjistas no eran tan lentos en esa época jeje.

Ya habiendo dicho esta pequeña introducción, vayamos al grano. Entre el material que he venido buscando, me encontré con toda una serie de folletos por así llamarlo que fueron impresos por Samuel S. Stewart (si!, el dueño de la fábrica de donde vino Sussie). Fiel al estilo de vida de esa época, S.S Stewart no solamente se dedicó a la fabricación de banjos, sino que busco diversificar el mercado a través de una serie de publicaciones mensuales relacionadas con el banjo. El periodo comprendido del S.S Stewart´s Guitar and Mandolin Journal fue entre 1884 y 1901 y si quieren pueden echarles una ojeada en el siguiente enlace de la Universidad de Rochester: 

https://urresearch.rochester.edu/institutionalPublicationPublicView.action;jsessionid=A1303D990582A2845685660CD5AD1A86?institutionalItemId=2330&versionNumber=1

En estos pequeños pedazos de historia hay de todo: promociones en los modelos a la venta, cartas de banjistas agradecidos (y no tan agradecidos), comentarios, notas breves, partituras...en fin, el leerlos en detalle muestra el grado de popularidad que tenía el banjo entre el público. Precisamente dentro de esas notas salio lo que quería contar (ehh por fin después de tanto alargue!): los ensambles de orquesta de banjo.

Este volumen, correspondiente a Feb-Mar de 1892, es el que menciona la temática de las orquestas de banjo.



Dos posibles distribuciones para las orquestas de banjo. Era una practica común incluir acompañamientos de mandolinas y guitarras aprovechando que sus registros y timbres son distintos respecto al del banjo.

Entre tanto apunte curioso por mencionar de estos volúmenes, hay una especie de articulo de Thomas J. Armstrong (banjista?, probablemente) donde básicamente habla sobre la apropiada distribución de una orquesta de un banjo en un club. Si bien suena muy raro ahora, este tipo de ensambles eran increíblemente comunes en los clubes y sedes sociales de la época y tanto gente de mucho dinero como el trabajador raso disfrutaban de este tipo de espectáculos. Precisamente en este tipo de escenarios, junto con los denominados rallies fue donde los grandes banjistas de esa tiempo (e.g. Joe Morley, Frank Converse, Alfred Canmeyer, etc.) se hicieron a un nombre. Bueno, esos interpretes (cuando no actuaban como solistas), se acompañaban de "cuatro voces" como en cualquier ensamble de música, cumpliendo esos roles los denominados banjo piccolo, las banjolinas, el banjo bajo y el banjo chelo (no mencionado en los gráficos). Dichas variaciones, como en cualquier instrumento de cuerda pulsada, presentaba rangos especifico similares por no decir iguales al de una mandolina, un bajo o un chelo. Incluso ciertas empresas alcanzaron a promover el denominado banjo contrabajo, pero no pegaron en el mercado y el que tenga de herencia uno, está tapado en plata por su valor como objeto de colección.

Con toda y la goma que hubo, este tipo de formatos de banjos así como el estilo fueron diluyéndose con el tiempo. Sin embargo, el entusiasmo de muchos banjistas deseosos de expandir el universo de este instrumento ha propiciado en los últimos años un resurgimiento o por lo menos la preservación de este tipo de instrumentos y porque no de este tipo de formatos musicales. Empresas como Gold Tone ofrecen ya banjos chelos, banjo bajos, mientras que otras como Gibson ofrecen banjolinas. Para los verdaderos puristas, hay tiendas especializadas que ofrecen instrumentos de esa época, cuyo sonido es espectacular si bien su precio es para gomosos...ej. ahorita ando ahorrando para comprar un banjo chelo...por ahí para el 2015 creo que es posible que ya me de!.

Respecto a los formatos de orquesta, un buen ejemplo de cual debe ser el camino lo ofrece Danielle Saxon Reeves (http://en.wikipedia.org/wiki/Danielle_Saxon_Reeves), quien dirige el Midlands Fretted Orchestra en Inglaterra. Es genial ver que la tenacidad de artistas como ella permiten que el banjo siga ahí, mostrándonos todo lo que se puede hacer con este. Ojalá algún día yo me encuentre en capacidad de emular esos esfuerzos...por ahora los dejo con dos vídeos (de un grupo de 4) de Rob Mackillop y su  Scottish Early Ragtime Orchestra. Disfruten!!


Hay varios temas conocidos para los "seguidores" de este blog...en particular, les recomiendo el penúltimo tema del segundo vídeo...aquel que diga que el bluegrass surgió de la nada en los años 30-40 se va a percatar que la música simplemente se reinventa.



domingo, 21 de abril de 2013

El banjo en la Colombia de 1920

A la par que Colombia como sociedad llegaba tarde al siglo XX (bueno, y en muchas otras cosas), un fenómeno cultural muy curioso llegó a finales de 1920-1930, probablemente cuando ya este se encontraba en su etapa final. En Inglaterra y asumo que Estados Unidos existió durante casi 20-30 años (1890-1920) una gran acogida por los grupos de músicos que interpretaban el banjo, la mandolina y la guitarra (BMG lo denominan hasta donde tengo entendido). Era común encontrar grupos numerosos bajo este formato y eran inmensamente populares tanto en la clase obrera como en la alta sociedad. En buena medida, esta gran popularidad es la que permitió que en Inglaterra, el banjo aun sea un instrumento común en la actualidad. Para el caso puntual de Estados Unidos, el country el bluegrass y otros géneros similares han permitido que este siga siendo el instrumento norteamericano por excelencia. 

Esta popularidad es entonces la que llevó a la migración de esta "moda" a otros países que en una mayor o menor medida estaban bajo la influencia de las grandes potencias. Adicional a eso, el hecho de surgir una clase "media" ávida de nuevas experiencias y productos, a la par de lo económico y accesible que se convirtió el conseguir un instrumento, ayudaron a que cada vez más gente se interesara por aprender. Una buena evidencia de eso está en la cantidad de imágenes que se pueden observar de esa época por Internet .  Les recomiendo la sección "Time machine" de classic-banjo.ning donde hay cientos de fotos de orquestas y banjistas de esos tiempos. Otra buena evidencia es la gran cantidad de partituras y métodos de banjo que se preservan de esa época. 

Como mencionaba al principio, Colombia no fue ajena a ese fenómeno por lo que comparto algunas imágenes que dan prueba de eso. Ambas hacen parte de la tesis de maestría en Historia "De liras a cuerdas. Una historia social de la música a través de las estudiantinas. Medellín, 1940-1980" escrita por Héctor Rendón Marín (UNAL, Sede Medellín). El que esté interesado en este trabajo lo encuentra en http://www.bdigital.unal.edu.co/1320/.


Agrupación "Jazz Pasos" (1927). Los banjos utilizados por sus tamaños corresponderían a uno tenor (mediano, de cuatro cuerdas) y un piccolo (el del medio)

"Jazz Nicolás" (ca. 1927) fue un grupo muy reconocido en el ámbito cultural de Medellín. Su fundador fue Nicolás Torres, el cual hizo parte de la celebre "Lira Colombiana". Los dos banjos probablemente eran de tipo tenor.

Lo llamativo de estos grupos es que comúnmente mezclaban piezas populares de rag time, fox y dixie con pasillos y bambucos en ese momento. ¿Existirán piezas o grabaciones de esa época?.  Esas son preguntas que aspiro a responder en la medida que siga indagando en bibliotecas y colecciones particulares. Por las coyunturas de la época los sitios más probables para encontrar esa información son Bogotá, Medellín y Barranquilla. Por ahora, solo conozco indicios pequeños, pero de tener algo interesante por mostrar, tengan la seguridad que le estaré compartiendo. Por otro lado, si tienen un tío abuelo o vecino medio zafado que por casualidad tenga un banjo de esos tiempos guardado en un baúl o adornando la pared , me comentan jeje.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Made in Colombia



Sería bastante pretencioso de mi parte, creer que soy el único banjista de Colombia! Ni más faltaba, hay con seguridad mucha gente entusiasta que está probando cosas con el banjo. Para ilustrar esto, comparto un vídeo del grupo de dixie de mi región "Sincopa jazz band". Este grupo lleva ya unos años en escena y se han caracterizado por hacer arreglos para jazz y dixie más que todo de temas típicos de Colombia. "Pueblito Viejo" de José A Morales precisamente es un tema muy bonito y que por cierto también estoy tratando de sacar con el banjo (pronto comparto el vídeo). Los invito a explorar otros vídeos de este grupo, y claro está exaltar el valor de esto y otros músicos, ya que con cultura es que se hace país!.