La primera historia empieza en una fábrica del 223 Church Street (Philadelphia, EUA), donde hacia la década de 1892. distintas manos, todas ellas curtidas por el trajín de los años, labraron meticulosamente una serie de listones de madera. Eran tiempos distintos, tal vez más duros que los de ahora, tal vez más tranquilos e ingenuos. Aquellos artesanos, carpinteros y herreros, pulieron, labraron y moldearon cada pieza metálica y viruta, hasta que finalmente uno de ellos talló en uno de los listones el número de serial 16710. Era entonces terminado uno de los 20.000 banjos del modelo S.S Stewart Special Thorougbred que se vendieron entre 1895-1898 a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
Nadie sabe muy bien que pasó con el serial 16710 (de aquí en adelante por que no llamarlo "Sussie") una vez salió de Philadelphia. Pudo ser el regalo de unos padres a un hijo entusiasta por tocar un banjo, pudo ser el premio de alguien que ahorro durante muchos meses los 20 dolares necesarios para comprarlo. Tal vez fue el premio de un sorteo en un barrio obrero, o simplemente permaneció guardado en un armario o bodega por mucho tiempo. Los años hicieron mella en su fortaleza e inevitablemente es posible que sucumbiera en alguna medida al oxido. Finalmente, su dueño cansado de tenerlo guardado o en su defecto ansioso de que tuviera un mejor destino, opto por venderlo a un almacén de música en Rochester, Nueva York (http://bernunzio.com/). Allí "Sussie" fue reparada se sus daños y nuevamente rehabilitada, estuvo a la espera de que alguien quisiera darle uso.
La segunda historia tiene que ver con un niño que escuchó en una película o canción (sus recuerdos lo traicionan) el curioso sonido de algo que parecía una mezcla rustica entre un tambor y una guitarra. Los años pasaron y aunque aquella persona escogió su camino lejos de la música (por ahora), ese sonido de una forma u otra seguía acompañándolo como un susurro dulce. Llego entonces un día del año 2008 en el que no alargó más sus sueños y consiguió su primer banjo. A partir de ese momento, con puntos bajos, descuidos e impulsos comenzó a apreciarlo como a un compañero de viaje y como una parte de aquella vida que creía no tener. El aprendizaje le ha mostrado lo bueno y lo malo de la vida, sintiendo entonces que era su deber el agradecer y rendir justo homenaje a la era dorada de su querido banjo.
Finalmente, el miércoles 15 de mayo de 2013, tras dos meses de gestiones por correo electrónico, tramites burocráticos, retrasos por mal tiempo y tras un largo viaje que pareció ser del año 1900; "Sussie" descendió a latitudes insospechadas para un banjo para encontrarse con ese aún niño, el cual quiere vivir sus sueños en cada suspiro que da junto con la gente que ama con toda su alma.
Que vengan nuevas melodías y nuevos retos para los dos!. De mi parte solo me resta darte la más cálida bienvenida a tu nuevo hogar.
Un día en la fábrica de Stewart (Tomado de http://www.mugwumps.com/sss_date.html)
Nadie sabe muy bien que pasó con el serial 16710 (de aquí en adelante por que no llamarlo "Sussie") una vez salió de Philadelphia. Pudo ser el regalo de unos padres a un hijo entusiasta por tocar un banjo, pudo ser el premio de alguien que ahorro durante muchos meses los 20 dolares necesarios para comprarlo. Tal vez fue el premio de un sorteo en un barrio obrero, o simplemente permaneció guardado en un armario o bodega por mucho tiempo. Los años hicieron mella en su fortaleza e inevitablemente es posible que sucumbiera en alguna medida al oxido. Finalmente, su dueño cansado de tenerlo guardado o en su defecto ansioso de que tuviera un mejor destino, opto por venderlo a un almacén de música en Rochester, Nueva York (http://bernunzio.com/). Allí "Sussie" fue reparada se sus daños y nuevamente rehabilitada, estuvo a la espera de que alguien quisiera darle uso.
La segunda historia tiene que ver con un niño que escuchó en una película o canción (sus recuerdos lo traicionan) el curioso sonido de algo que parecía una mezcla rustica entre un tambor y una guitarra. Los años pasaron y aunque aquella persona escogió su camino lejos de la música (por ahora), ese sonido de una forma u otra seguía acompañándolo como un susurro dulce. Llego entonces un día del año 2008 en el que no alargó más sus sueños y consiguió su primer banjo. A partir de ese momento, con puntos bajos, descuidos e impulsos comenzó a apreciarlo como a un compañero de viaje y como una parte de aquella vida que creía no tener. El aprendizaje le ha mostrado lo bueno y lo malo de la vida, sintiendo entonces que era su deber el agradecer y rendir justo homenaje a la era dorada de su querido banjo.
Finalmente, el miércoles 15 de mayo de 2013, tras dos meses de gestiones por correo electrónico, tramites burocráticos, retrasos por mal tiempo y tras un largo viaje que pareció ser del año 1900; "Sussie" descendió a latitudes insospechadas para un banjo para encontrarse con ese aún niño, el cual quiere vivir sus sueños en cada suspiro que da junto con la gente que ama con toda su alma.
Que vengan nuevas melodías y nuevos retos para los dos!. De mi parte solo me resta darte la más cálida bienvenida a tu nuevo hogar.
Quisiera extender mi agradecimiento a todos aquellos que con su apoyo y consejos estuvieron pendientes de ese proceso. Gracias!
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