Conocer los sucesos que acontecen en el mundo hoy en día si bien es más sencillo que hace unos años gracias al poder del Internet también puede convertirse en una gran fuente de preocupaciones y temores del futuro que nos depara como sociedad. Este es un mundo de hechos mezquinos que parecieran multiplicarse a cada momento. No más el hecho de hacer un "sondeo" de los principales titulares de los periódicos muestra esa realidad: atrocidades en Siria, los atentados de Boston, hambrunas en Somalia. Ya restringiéndonos a Colombia, la masacre de hace unos días en Tarazá es solo un ejemplo más de la situación que se vive acá. Lo increíble de todo esto, es que aquí o allá, como sociedad asumimos esta realidad como un hecho más y que la capacidad de indignarnos y de luchar por algo mejor simplemente se va desvaneciendo a medida que "crecemos" como individuos en la sociedad.
Para fortuna nuestra, creo que así como tenemos la facultad de ser increíblemente ruines, también tenemos la capacidad de generar y promover la belleza en las cosas que nos rodean. En ese punto, es donde creo que la música puede jugar un papel en nuestro futuro. El poder de la música es gigantesco en el sentido de que permite encontrarnos con lo más profundo de nuestra consciencia, si se lo permitimos.
Versión para piano de un clásico del genial Scott Joplin.
Puede entonces la música detener una guerra o acabar el hambre de una nación? Pregunta tonta y respuesta obvia: no!. La música no es ni debe ser un instrumento para conseguir un objetivo: simplemente es una de las expresiones más hermosas de nuestra capacidad creativa como humanos. Lo que si podemos hacer es valorar su presencia en nuestro entorno y rescatarla de todo aquel que la malinterprete y la subvalore. Detener las guerras y acabar con la locura de este mundo depende entonces de nuestras acciones día a día, por lo que o nos quejamos de o que vemos o recogemos la basura que cada quien deja por el camino para que otros la limpien.
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